Dos
discípulos, orientados por el Bautista, se ponen a seguir a Jesús. Durante un
cierto tiempo caminan tras él en silencio. No ha habido todavía un verdadero
contacto. De pronto, Jesús se vuelve y les hace una pregunta decisiva: «¿Qué buscáis?»,
¿qué esperáis de mí?
Ellos
le responden con otra pregunta: Rabí, «¿dónde vives?», ¿cuál es el secreto de
tu vida?, ¿desde dónde vives tú?, ¿qué es para ti vivir? Jesús les contesta:
«Venid y lo veréis». Haced vosotros mismos la experiencia. No busquéis otra
información. Venid a convivir conmigo. Descubriréis quién soy y cómo puedo
transformar vuestra vida.
Este
pequeño diálogo puede arrojar más luz sobre lo esencial de la fe cristiana que
muchas palabras complicadas. En definitiva, ¿qué es lo decisivo para ser
cristiano?
En
primer lugar, buscar. Cuando uno no busca nada en la vida y se conforma con «ir
tirando» o ser «un vividor», no es posible encontrarse con Jesús. La mejor
manera de no entender nada sobre la fe cristiana es no tener interés por vivir
de manera acertada.
Lo
importante no es buscar algo, sino buscar a alguien. No descartemos nada. Si un
día sentimos que la persona de Jesús nos «toca», es el momento de dejarnos
alcanzar por él, sin resistencias ni reservas. Hay que olvidar convicciones y
dudas, doctrinas y esquemas. No se nos pide que seamos más religiosos ni más
piadosos. Solo que le sigamos.
No
se trata de conocer cosas sobre Jesús, sino de sintonizar con él, interiorizar
sus actitudes fundamentales y experimentar que su persona nos hace bien,
reaviva nuestro espíritu y nos infunde fuerza y esperanza para vivir. Cuando
esto se produce, uno se empieza a dar cuenta de lo poco que creía en él, lo mal
que había entendido casi todo.
Pero
lo decisivo para ser cristiano es tratar de vivir como vivía él, aunque sea de
manera pobre y sencilla. Creer en lo que él creyó, dar importancia a lo que se
la daba él, interesarse por lo que él se interesó. Mirar la vida como la miraba
él, tratar a las personas como él las trataba: escuchar, acoger y acompañar
como lo hacía él. Confiar en Dios como él confiaba, orar como oraba él,
contagiar esperanza como la contagiaba él. ¿Qué se siente cuando uno trata de
vivir así? ¿No es esto aprender a vivir? JAP
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