Muchas
personas utilizan el alcohol como hipnótico para dormir mejor sin saber que
esto es un mito y que puede traer consecuencias graves para la salud.
Desde
siempre se ha dicho que beber alcohol por la noche puede ayudar a dormir, pero
¿es realmente cierto? Expertos de la Federación Española de Sociedades de
Medicina del Sueño (Fesmes) señalan
que el consumo de alcohol ayuda a dormir mejor es un mito muy extendido entre
la sociedad. La realidad, subrayan los expertos, es que el consumo de
alcohol perjudica el descanso nocturno y, además, puede provocar el desarrollo
de una adicción en aquellas personas que recurren al alcohol para combatir el
insomnio.
Es
habitual pensar que tomar un poco de alcohol puede ayudar a dormir mejor, pero
la realidad es muy distinta. “Es cierto que el alcohol ayuda a conciliar mejor
el sueño, pero no ayuda a tener un sueño de calidad. Sí, es verdad que el sueño
viene más pronto, pero es de peor calidad y esto es así porque el alcohol tiene
más un efecto de sedación que de facilitador de un sueño adecuado”, explica
Sonia Carratalá Monfort, médico especialista en Psiquiatría y vocal de la
Federación Española de Sociedades de Medicina del Sueño (Fesmes).
Según
la experta, tomar alcohol antes de dormir provoca que “el sueño sea más
fragmentado, bloquea el sueño REM -fundamental para una adecuada gestión de las
emociones y la consolidación de la memoria-, aumenta los ronquidos y agrava
tanto las apneas como la sintomatología del síndrome de piernas inquietas”.
Según
señala Francesca Cañellas, psiquiatra en el Hospital Universitario Son Espases,
en el documento Relaciones entre el sueño y la adicción, “a dosis bajas, como
podría ser el consumo social, con unos niveles plasmáticos de alcohol bajos, no
tiene claros efectos sobre la arquitectura del sueño, sin embargo, a dosis más
altas produce un efecto similar al de un hipnótico de acción corta, es decir
que disminuye la latencia de sueño, así como los despertares, la fase de sueño
1 y la densidad de movimientos oculares rápidos en la primera mitad de la
noche; mientras que en la segunda mitad se aprecian fenómenos de rebote con
aumento de la fase de sueño 1, aumento de despertares y un incremento de sueño
REM”.
En
resumen, “dormir después de consumir alcohol hará que nos despertemos más
veces, lo que repercutirá al día siguiente ya que sentiremos que no hemos
tenido un sueño reparador”, subraya Carratalá Monfort.
Tipo de alcohol
En
cuanto a qué tipo de alcohol es el que produce más efectos sobre el organismo
en relación con el sueño y a su calidad, Carratalá Monfort explica que “todo
tipo influye. Depende de la cantidad de alcohol ingerida (a mayor cantidad, mayores efectos) y de la tolerancia de la
persona, ya que no todo el mundo responde igual a una misma dosis de alcohol”. Sobre
las bebidas más problemáticas, la experta señala “las de mayor graduación,
sobre todo, los destilados”.
Insomnio y adicción al alcohol
Con
estos datos, los expertos de Medicina del Sueño quieren llamar la atención
sobre la importancia de no usar el alcohol como hipnótico ya que la creencia
extendida de los beneficios del alcohol para el sueño provoca que muchas
personas con insomnio recurran a él como herramienta para intentar conciliar el
sueño. De hecho, algunos estudios señalan que las personas que padecen
trastornos del sueño tienen mayor riesgo de padecer un trastorno por consumo de
alcohol que la población general. “Esto se debe a que aproximadamente el 20-30%
de las personas con insomnio crónico reportan el uso de alcohol para ayudarles
a dormir”, señala María Robles, psiquiatra y profesora en la Universidad de
Barcelona.
Es
importante señalar que el insomnio es un problema cada vez más frecuente en
nuestro país. De hecho, se calcula que el insomnio crónico se ha duplicado en
los últimos veinte años y que podría afectar a 5,4 millones de españoles, un
10-15% de la población, según datos de la Sociedad Española de Sueño (SES), que
señala, además, que un 25-35% de la población adulta padece insomnio
transitorio.
Como
señala la experta, “se trata de una patología muy frecuente que induce un gran
sufrimiento y lleva a las personas a buscar cualquier remedio para
solucionarlo. Entre esos remedios, el alcohol es unos de los ansiolíticos e
hipnóticos más utilizados desde hace milenios”, reconoce la vocal de Fesmes, que señala que “cuando el
consumo de alcohol se normaliza y se vuelve crónico, las personas afectadas
pueden empezar a encontrar más dificultades para conciliar el sueño, lo que les
puede empujar a consumir dosis mayores de alcohol para conseguir el efecto que
obtenían anteriormente; y, en consecuencia, se incrementa el riesgo de
desarrollar una adicción”.
Por
tanto, “hay una relación bidireccional”. El hecho de padecer un trastorno de
sueño “lleva a las personas a buscar sustancias para mejorar su descanso, en
ocasiones requiriendo cada vez mayores dosis”. A su vez, “las personas que
sufren una adicción a cualquier sustancia, entre ellas el alcohol, presentan
más problemas de sueño”, reflexiona Carratalá.
¿Se resuelve el problema al
dejar el alcohol?
Como
indica la experta del sueño, “si hablamos de un consumo crónico de alcohol,
efectivamente, al dejar de beber, el sueño mejora, pero siempre que la reducción
del tóxico se realice de manera adecuada o acompañado de un profesional que
ayude a la deshabituación”.
Consumo de alcohol e hígado
Pero
el alcohol no solo perjudica el sueño, sino que también tiene efecto en otras
enfermedades. De hecho, las dos enfermedades del hígado más frecuentes en
España son la enfermedad hepática por alcohol y el hígado graso. La enfermedad
hepática por alcohol “se ve especialmente agravada por las personas que padecen
un trastorno por consumo de alcohol, es decir, un consumo de riesgo o
perjudicial, que representa ya un 6% de la población española, siendo más
frecuente en los varones y la población joven”, advierten de la Fundación
Española del Aparato Digestivo (FEAD).
Según
explica Joaquín Cabezas, hepatólogo experto en la enfermedad hepática por
alcohol, “un 20% de los varones que padecen este trastorno tiene o tendrá enfermedad
hepática por alcohol”. Una de las enfermedades hepáticas crónicas que se puede
desarrollar a raíz de un trastorno por consumo de alcohol es la cirrosis, “un
70% de los casos en hombres y un 56% en las mujeres que padecen cirrosis se
deben a este trastorno".
El
alcohol es una sustancia tóxica para todo el organismo, fundamentalmente, para
el hígado. Por eso, un consumo de alcohol excesivo produce la acumulación de
grasa en el hígado y la persistencia de este consumo hace que la grasa inflame
este órgano apareciendo fibrosis, lo que puede ocasionar enfermedad hepática
por alcohol, advierten desde la fundación.
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