El
padre Salvador Barba, director de la Dimensión de Bienes Culturales de la
Arquidiócesis Primada de México, aseguró que cuando se enfrenta una situación
muy delicada, se suele recurrir a todo lo que se tiene al alcance, pero muchas
veces esto no ayuda, y terminan por desviar su fe.
“El
dichoso ángel de la abundancia no existe. Quienes acuden a esta superstición,
en todo caso, están negando a la Divina Providencia”, explicó de manera puntual.
Es
un signo esotérico
En
entrevista con Desde la fe, recalcó que encomendarnos a dicha figura nos aleja
de los preceptos que establece nuestra fe, ya que son signos esotéricos
surgidos de la imaginería.
“Es
una revoltura, nos aleja, caemos en lo mágico, incluso en la fetichería. Habría
que llamarlo por su nombre, para no andar cayendo en una compraventa, en un
intento de chantaje a Dios, que contradice a nuestra fe”, indicó el ex
encargado de Liturgia de la Arquidiócesis Primada de México.
El
sacerdote subrayó que recurrir a ritos de ese tipo ante una crisis lo único que
realmente provoca es realizar un gasto innecesario, además de auto engañarse y
frustrarse por no obtener los resultados que esperan.
A
Dios no se le compra
“Y
lo peor es que al poner nuestra confianza en lo que no es Dios, se contradice a
Dios, y terminan diciéndose que ‘Dios no me cumplió’. Pero a Dios no se le
compra. Se le pide, no se le exige. Se confía, y Él nos responde generosa y
misericordiosamente”, aseguró.
El
padre Barba indicó que quien acude al supuesto ángel de la abundancia en
momentos de dificultad económica, lo que realmente hace es “caer en la
tentación de suplir nuestro esfuerzo, nuestra búsqueda y nuestra lucha” por
mejorar nuestra situación.
“Pero
digamos, eso no funciona. Funciona para crear más desilusión, generarnos vanas
esperanzas y tener una promesa que no viene de Dios. Si queremos mejorar,
habrá que volvernos a Dios, pedirle, acercarnos y de su mano seguir buscando
por los caminos que tenemos ahí”, apuntó.
Encomendémonos
a Dios
Finalmente,
reiteró el padre Barba, si nos encomendamos a Él, el Señor nos ayudará a
encontrar, incluso bellamente a través de la Divina Providencia, la mejor
solución y nos socorrerá, para que lo poco o lo mucho que tenemos nos rinda y nos
alcance.
“Y
también un elemento paralelo. Junto con la crisis económica que vivimos, la
desesperación normal, porque no nos alcanza, debemos tratar de administrarnos,
compartir, ver con ciertos planes y proyectos, y buscar caminos lógicos y
espirituales, y no mágicos que nada más nos hacen más daño y generan mala
confianza”, concluyó. JR
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