Fue condenado en el Concilio de Cartago y Mileve,
en 416, confirmado el año siguiente por el Papa Inocente I. Pelagio engañó al
próximo papa, Zozimo, quien al principio lo exoneró, pero pronto (418) el papa
se retractó.
Herejías de Pelagio:
1: Adán hubiese muerto aunque no hubiese pecado.
2: El pecado de Adán dañó solo a él. Sus
descendientes solo recibieron mal ejemplo.
3: Los niños antes del bautismo están en la misma
condición que estuvo Adán antes de la caída.
4: La humanidad no muere por el pecado de Adán ni
resucita en el último día por la redención de Cristo.
5: El pecado de Adán solo le afectó a él y no a su
descendencia. Por lo tanto los hijos de Adán nacen libres de culpa.
6: La ley del Antiguo Testamento ofrece la misma
oportunidad de salvación que el Evangelio.
San Agustín (De peccat. orig., XXIV) testifica que
Pelagio vivió en Roma, por largo tiempo. Fue allí donde comenzó a propagar sus
ideas, durante el reinado del papa Atanasio (399-401). Repudió la enseñanza de
San Agustín sobre la necesidad de la gracia para permanecer casto, argumentando
que ponía en peligro el libre albedrío.
El pelagianismo que más tarde se desarrolló negó totalmente el orden sobrenatural y la
necesidad de la gracia para la salvación. La salvación
depende solo de las obras que siguen el ejemplo de Jesús.
Pelagio escribió en Roma varias obras: De fide
Trinitatis libri III, ahora perdida, la cual fue elogiada por Gennadio como ‘indispensable
materia de lectura para los estudiantes’; Eclogarum ex divinis Scripturis liber
unus, que es la principal colección de pasajes de la Biblia basada en el
Testimoniorum libri III de Cipriano y Commentarii in epistolas S. Pauli. En la
última negó el estado primitivo del hombre en el paraíso y el pecado original;
insistió en la naturalidad de la concupiscencia y la muerte del cuerpo, y
vinculó la existencia y universalidad actual del pecado al mal ejemplo dado por
Adán al cometer el primer pecado.
Pelagio interpretaba la Biblia basándose en ideas
principalmente en la filosofía estóica y otras antiguas filosofías paganas.
Consideró que la fuerza moral de la voluntad humana (liberum arbitrium), cuando
está fortalecida por el ascetismo, es suficiente en sí misma para desear y
conseguir la virtud. Por lo tanto, consideró que el valor de la redención de
Cristo está limitado principalmente a la formación (doctrina) y al ejemplo
(exemplum), que servían de contrapeso frente al mal ejemplo de Adán. Por lo
tanto, la naturaleza, según Pelagio, es capaz de someter el pecado y ganar la
vida eterna sin la ayuda de la gracia. Según Pelagio, somos lavados de nuestros
pecados por justificación mediante la sola fe, pero este perdón (gratia
remissionis) no implica una renovación interior del alma. JR
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