Ofrecemos estos
breves puntos con la intención de que puedan servir para la meditación
individual o comunitaria. Son tomados de las lecturas y de las oraciones de la
misa del domingo 1 de junio de 2025.
Se dividen en tres
partes: lo que Dios nos dice (con un comentario que nos puede ayudar a
comprender el Evangelio); lo que nosotros podemos decirle a Él como respuesta;
y de qué modo podemos llevarlo a la vida cotidiana. Dios quiera que ayuden a
muchos a dedicarle, cada domingo, un tiempo especial a Dios, nuestro Señor.
Dios nos habla
•
“Después de su Pasión, Jesús se manifestó a ellos dándoles
numerosas pruebas de que vivía, y durante cuarenta días se le apareció y les
habló del Reino de Dios. En una ocasión, mientras estaba comiendo con ellos,
les recomendó que no se alejaran de Jerusalén y esperaran la promesa del Padre:
«La promesa, les dijo, que Yo les he anunciado. Porque Juan bautizó con agua,
pero ustedes serán bautizados en el Espíritu Santo, dentro de pocos días». Los
que estaban reunidos le preguntaron: «Señor, ¿es ahora cuando vas a restaurar
el reino de Israel?» Él les respondió: «No les corresponde a ustedes conocer el
tiempo y el momento que el Padre ha establecido con su propia autoridad. Pero
recibirán la fuerza del Espíritu Santo que descenderá sobre ustedes, y serán
mis testigos en Jerusalén, en toda Judea y Samaría, y hasta los confines de la
tierra». Dicho esto, los Apóstoles lo vieron elevarse, y una nube lo ocultó de
la vista de ellos. Como permanecían con la mirada puesta en el cielo mientras
Jesús subía, se les aparecieron dos hombres vestidos de blanco, que les
dijeron: «Hombres de Galilea, ¿por qué siguen mirando al cielo? Este Jesús que
les ha sido quitado y fue elevado al cielo, vendrá de la misma manera que lo
han visto partir»” (Hch 1,3-11.)
•
“Jesús los llevó hasta las proximidades de Betania y,
elevando sus manos, los bendijo. Mientras los bendecía, se separó de ellos y
fue llevado al cielo. Los discípulos, que se habían postrado delante de Él,
volvieron a Jerusalén con gran alegría, y permanecían continuamente en el
Templo alabando a Dios” (Lc 24,50-53).
Reflexión
“El cielo era
absolutamente inaccesible al hombre y jamás, hasta entonces, la naturaleza
humana había penetrado en el puro y santísimo ámbito de los ángeles. Cristo fue
el primero que inauguró para nosotros esa vía de acceso y ha facilitado al
hombre el modo de subir allí, ofreciéndose a sí mismo a Dios Padre como
primicia de los muertos y de los que yacen en la tierra. Él es el primer hombre
que se ha manifestado a los espíritus celestiales” (San Cirilo de Alejandría, Comentario
sobre el evangelio de san Juan).
Nosotros le hablamos
•
Concédenos, Dios todopoderoso, darte gracias con santa
alegría, porque en la ascensión de Cristo, tu Hijo, nuestra humanidad es
elevada junto a ti, ya que él, como cabeza de la Iglesia, nos ha precedido en
la gloria que nosotros, su cuerpo, esperamos alcanzar. Por nuestro Señor
Jesucristo, tu Hijo que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo, y
es Dios, por los siglos de los siglos.
•
Dios todopoderoso, al reafirmar, en este día, nuestra fe en
la ascensión de tu Hijo único, nuestro Redentor, concédenos que también
nosotros podamos vivir espiritualmente en el cielo. Él, que vive y reina
contigo en la unidad del Espíritu Santo, y es Dios, por los siglos de los
siglos.
Nuestra vida cambia
•
¿Cómo podemos ser testigos de Jesús?
•
¿Qué importancia tiene el Cielo en nuestra vida? ¿Tenemos
verdadera esperanza del Cielo?
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