El uso de medicamentos para el
insomnio, una condición que afecta a un número significativo de personas, es un
tema de debate constante en el ámbito de la salud. Si bien estos fármacos
ofrecen una solución inmediata para quienes padecen trastornos del sueño, sus
riesgos relacionados con enfermedades neurodegenerativas como la demencia,
generaron preocupación en la comunidad científica. El portal The Washington
Post trató el tema con actuales evidencias científicas actuales.
Diversos estudios señalaron
una posible asociación entre los sedantes utilizados para inducir el sueño y el
deterioro cognitivo, aunque la evidencia no logró establecer una relación
causal definitiva. De igual manera, las investigaciones más recientes alertan
sobre los riesgos generados por los medicamentos para dormir, tanto recetados
como de venta libre y los posibles efectos sobre la salud cerebral.
Riesgos de los medicamentos
para dormir
Varios análisis sugirieron una
posible vinculación entre el uso prolongado de medicamentos para dormir y una
mayor posibilidad de desarrollar demencia, aunque los resultados no fueron
concluyentes.
En particular se observó que
tanto las benzodiacepinas, como los llamados ‘Z-drugs’ y algunos medicamentos
de venta libre, podrían tener un impacto en la función cognitiva. Sin embargo,
los expertos coinciden en que esta asociación aún no fue confirmada de manera
causal debido a la complejidad de los factores involucrados.
De acuerdo con los patrones
estudiados, los trastornos del sueño -como el insomnio o la apnea del sueño-,
también pueden contribuir al deterioro cognitivo y que las personas con
demencia suelen experimentar alteraciones en el descanso. Esto complica todavía
más la tarea de determinar si los medicamentos para dormir son los responsables
directos de los efectos negativos sobre la memoria y el cerebro.
Según el Dr. Philip D. Sloane,
profesor en la Universidad de Carolina del Norte, es difícil separar el impacto
de los trastornos del sueño en la demencia con los efectos de los sedantes
utilizados para tratar dicha afección. Estas problemáticas en sí mismas también
se vincularon con varios problemas de salud graves, como enfermedades cardíacas
y diabetes tipo 2, lo que plantea un dilema para los pacientes.
Otro estudio realizado en los
Países Bajos arrojó resultados sobre los efectos de las benzodiacepinas en la
salud cerebral. El equipo dirigido por el Dr. Frank Wolters del Centro Médico
Erasmus en Rotterdam, se basó en el análisis de más de 5.400 adultos, con datos
obtenidos a través de registros médicos y resonancias magnéticas cerebrales.
A pesar de la ausencia de
vínculos claros con la demencia, los resultados revelaron que el uso de
benzodiacepinas se asocia con un encogimiento acelerado de algunas áreas
cerebrales clave, como el hipocampo y la amígdala, regiones involucradas en
procesos de memoria y regulación del estado emocional. Este hallazgo resaltó
los posibles efectos a largo plazo del consumo de estos fármacos en la
estructura cerebral.
Medicamentos comunes para
dormir
Entre los medicamentos más
utilizados para tratar el insomnio se encuentran las benzodiacepinas, los
‘Z-drugs’ y los fármacos anticolinérgicos, cada uno con mecanismos de acción
diferentes, pero todos enfocados en inducir el sueño o aliviar la ansiedad. A
pesar de su eficacia en el tratamiento a corto plazo de los trastornos del
sueño, su uso prolongado continúa suscitando preocupaciones sobre sus efectos a
largo plazo.
Las benzodiacepinas como el
Xanax, el Valium y el Ativan son comúnmente recetadas para tratar la ansiedad y
el insomnio. Estas sustancias actúan ralentizando la actividad del sistema
nervioso central, promoviendo una sensación de relajación y somnolencia. El Dr.
Philip Sloane señaló que las benzodiacepinas “son sedantes hipnóticos” que
afectan la actividad cerebral, y podrían interferir con la función cognitiva si
se toman regularmente.
En cuanto a los medicamentos
de venta libre, uno de los grupos más comunes son los anticolinérgicos, tales
como el Benadryl y el Unisom. Estos fármacos inducen somnolencia al bloquear la
acción de la acetilcolina, un neurotransmisor involucrado en funciones
cognitivas clave como la memoria, la atención y el aprendizaje. “El uso de
estos medicamentos reduce la transmisión entre las células cerebrales, lo que
podría tener un impacto en la memoria, especialmente en personas mayores”,
concluyó el Dr. Sloane. BP
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