Diversos estudios recientes
indican que entre el 30-35% de la pérdida de peso se recupera un año después de
haber hecho dietas. Básicamente hablamos de la recuperación de peso después de
terminar una dieta restrictiva o de soluciones ‘mágicas’ o rápidas. La clave
está en perder peso de forma progresiva, seguir una dieta equilibrada y
mantenerla en el tiempo, sumando actividad física. No hay que dejar de lado el
aspecto psicológico y creer, con firmeza, que es posible cambiar y elegir un
estilo de vida saludable, porque eso nos ayudará a vivir con menos enfermedades
y de forma más plena.
Muchas personas se encuentran
con una sensación profunda de frustración con respecto a la pérdida de peso.
Muchas veces no saben por dónde empezar, cómo lograr adoptar otras costumbres
y, además - si finalmente logran hacer una dieta - al pasar el tiempo,
recuperar el peso perdido o incluso más. ¿Qué pasó? ¿Qué se hizo mal?
Esto es algo que muchas
personas experimentan, y suele ser el indeseado EFECTO REBOTE. Es una
recuperación del peso perdido, y un poco más, después de finalizar una dieta
restrictiva o soluciones rápidas. Esta situación responde al período de
restricción calórica, que provoca un incremento en la acumulación de grasa para
protegerse del peligro de una muy baja ingesta calórica.
Esta montaña rusa metabólica,
también conocida como ‘dieta yo-yo’, se debe a que la grasa no olvida su pasado
y es por eso que, incluso después de meses o años de un descenso del sobrepeso,
los kilos pueden volver a acumularse y dejan a las personas nuevamente en el
punto de partida. Resulta muy frustrante y está relacionado con la memoria
metabólica que dificulta el mantenimiento del peso perdido.
Es fundamental llevar a la
sociedad que es posible seguir y mantenerse en un camino hacia un descenso de
peso saludable y que se sostenga a lo largo del tiempo, con las estrategias
adecuadas.
Para evitar el efecto rebote y
lograr un descenso de peso duradero, es importante un enfoque personalizado que
contemple tanto la alimentación como el estilo de vida. Sabemos que no existe
una solución genérica para el descenso de peso. Un plan alimentario para una
persona no necesariamente obtendrá los mismos resultados en otra. Las
estrategias personalizadas consideran factores como la edad, el sexo,
patologías, el nivel de actividad física, preferencias alimentarias, entre
otras. Además, se adaptan a las necesidades y rutinas de cada persona.
Por esa razón, es importante
consultar con nutricionistas matriculados que diseñen estrategias
personalizadas. Esas estrategias no solo se centran en las calorías, sino
también en la calidad de los alimentos y cómo combinarlos, asegurándose de que
la alimentación sea equilibrada, nutritiva y adecuada a los objetivos de cada
persona.
Los aspectos comunes de las
dietas restrictivas es que ofrecen soluciones rápidas y suelen ser atractivas
por sus resultados inmediatos. Sin embargo, son poco realistas, no se pueden
sostener en el tiempo, hay déficit de nutrientes, y pueden desencadenar efectos
no deseados como pérdida de masa muscular.
Por eso es importante
establecer metas realistas para cada persona, adaptadas al estilo de vida,
incorporar alimentos saludables que se ajusten a los gustos de cada uno, para
que el cambio no sea una obligación.
El seguimiento con
nutricionistas es esencial en el proceso de descenso de peso, se pueden
utilizar herramientas como la medición de composición corporal para evaluar el
progreso de forma más precisa y no solo considerar el peso que arroja la
balanza.
El éxito en el descenso de
peso no se basa en realizar cambios drásticos, sino en hacer modificaciones
graduales que se puedan mantener a largo plazo. Por ejemplo, elegir opciones
más nutritivas en lugar de alimentos procesados, o agregar más vegetales a los
platos principales, o agregar legumbres. Esto permite que las personas se
adapten a los cambios poco a poco.
El camino hacia una vida más
saludable no tiene que ser un padecimiento, sino una serie de pasos hacia un
mejor estilo de vida. Estas mejoras optimizan tanto la salud física como la
mental, y, además, aumentan la expectativa de vida.
Beneficios físicos
• Previene enfermedades
cardiovasculares, diabetes, cáncer, osteoporosis y obesidad
• Ayuda a mantener un peso
adecuado
• Mejora la movilidad, la
coordinación y el equilibrio
• Fortalece los músculos
• Mejora el metabolismo
Beneficios mentales
• Reduce el estrés y la
ansiedad,
• Mejora el sueño,
• Reduce el riesgo de
depresión,
• Mejora la autoestima y la
confianza en uno mismo,
• Mejora la función cognitiva.
BP
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