El poder del ejemplo (28-03-13)
Un analista notó que hoy en día los negocios se organizan igual que un ejército. Oficiales de distintas graduaciones e importancia conducen a las tropas en diferentes campos de batalla. Combaten con varios enemigos y emprenden diferentes misiones. Debido a que los empleados no llevan uniformes ni tienen galones ni barras, se debe buscar otras maneras para determinar el rango e importancia de una persona.
Este analista sugiere que una forma de distinguir el rango en una organización es observar a qué hora llega una persona al trabajo.
• Si el individuo arriba a las diez de la mañana, puede estar seguro que es un ejecutivo.
• Si la persona llega alrededor de las nueve y media de la mañana, puede suponer que tiene una cierta autoridad, quizá sea un encargado o un jefe de departamento.
• Si el empleado llega puntualmente a las nueve, debe marcar tarjeta, es probable que sea un oficinista o alguien que trabaja a destajo.
• Pero si la persona aparece antes de las ocho de la mañana, lo más probable es que sea el presidente de la compañía.
La oración del supervisor:
Señor, dame la voluntad para cambiar cuando estoy equivocado.
Cuando tenga razón, permite que no me afecte.
Así que fortaléceme para que el poder de mi ejemplo exceda con creces la autoridad de mi rango.
Aunque teníamos el derecho de proceder de otra manera, queríamos darles un ejemplo para imitar. 2 Tesalonicenses 3:9
Este analista sugiere que una forma de distinguir el rango en una organización es observar a qué hora llega una persona al trabajo.
• Si el individuo arriba a las diez de la mañana, puede estar seguro que es un ejecutivo.
• Si la persona llega alrededor de las nueve y media de la mañana, puede suponer que tiene una cierta autoridad, quizá sea un encargado o un jefe de departamento.
• Si el empleado llega puntualmente a las nueve, debe marcar tarjeta, es probable que sea un oficinista o alguien que trabaja a destajo.
• Pero si la persona aparece antes de las ocho de la mañana, lo más probable es que sea el presidente de la compañía.
La oración del supervisor:
Señor, dame la voluntad para cambiar cuando estoy equivocado.
Cuando tenga razón, permite que no me afecte.
Así que fortaléceme para que el poder de mi ejemplo exceda con creces la autoridad de mi rango.
Aunque teníamos el derecho de proceder de otra manera, queríamos darles un ejemplo para imitar. 2 Tesalonicenses 3:9
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