Francisco Antonio Fasani,
Santo
Presbítero Franciscano, 29 de Noviembre
Martirologio Romano: En
Lucera, de la Apulia, san Francisco Antonio Fasani, presbítero de la Orden de
los Hermanos Menores Conventuales, varón de exquisita doctrina, sumamente fundamentado
en la escuela de la predicación y de la penitencia, el cual sirvió hasta tal
punto a los pobres y necesitados, que nunca dudó en despojarse incluso de sus
vestidos para cubrir al mendigo, ofreciendo a todo el mundo ayuda cristiana (†
1742).
Fecha de beatificación: 15 de
abril de 1951 por el Papa Pío XII.
Fecha de
canonización: 13 de abril de 1986 por S.S. Juan Pablo II.
En la segunda mitad del siglo XVII vivía en Lucera (Italia), una familia muy pobre: la familia Fasani. En su seno nació, el 16 de agosto de 1681, un niño que recibió los nombres de Donato Antonio Juan Nicolás. Comúnmente le llamaban Juan. Antes de cumplir los diez años murió su padre, que era campesino. Su madre volvió a casarse con Francisco Farinacci, que fue también un buen padre para Juan y lo envió a estudiar en el convento de los frailes menores conventuales de Lucera. Su madre era una mujer muy piadosa.
A los quince años
ingresó en la orden de los frailes menores conventuales tomando el hábito
franciscano y el nombre de Francisco Antonio en el noviciado de Monte San
Ángel. Allí mismo hizo los votos. Después estudió filosofía y teología en los
colegios de Venafro, Agnone, Montella, Aversa y Asís, donde fue ordenado
sacerdote el 19 de septiembre de 1705. Se doctoró en teología con las máximas
calificaciones, y en 1707 fue destinado a enseñar filosofía en el convento de
Lucera, su ciudad natal.
El Padre Francisco
Antonio pasó el resto de su vida en Lucera, donde le dieron el nombre de “Padre
Maestro” desde que había recibido el título de teología y así se le llamó
siempre, por más que ocupó otros cargos como superior, maestro de novicios,
maestro de estudiantes profesos y ministro provincial de San Miguel Arcángel de
Apulia. Fue él quien introdujo en Italia la costumbre de reunir regalos de
navidad para los pobres. Inútil decir que los pobres acudían constantemente a
él con peticiones posibles e imposibles, sobre todo cuando se trataba de
sequías. Los habitantes de Lucera decían: “Quien quiera ver a San Francisco no
tiene más que mirar al Padre Maestro”.
Apóstol infatigable,
recorrió durante treinta y cinco años las ciudades y los poblados de Apulia
septentrional y Molisa, predicando la palabra de Dios y ayudando a pobres,
enfermos y encarcelados. Monseñor Antonio Lucci, obispo de Bovino, lo definió
como sacerdote santo y docto.
Una de las
características del padre Francisco Antonio era su gran devoción al Sagrado
Corazón y la Inmaculada Concepción, cuya fiesta celebraba con novena. Esta
costumbre se conserva todavía en Lucera. El Padre Fasani murió precisamente el
primer día de la novena de la Inmaculada, el 29 de noviembre de 1742. Poco
antes, sintiéndose bien de salud, predijo su muerte y anunció al Padre Luis
Giocca que pronto lo seguiría. El Padre Giocca, a quien no sonreía esta
perspectiva, respondió: “Padre Maestro, si usted quiere morir, está en todo su
derecho, pero yo no tengo ninguna prisa”. “Los dos vamos a hacer el viaje: yo
antes y usted después”, fue su respuesta. Dos meses después murió el padre
Giocca.
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