Si bien hay varios tratamientos disponibles
para curarlo, mejorar los hábitos nutricionales e incorporar alimentos ricos en
Omega 3 ayuda a evitar el desarrollo de esta patología que afecta a entre 10 y
20% de los adultos mayores.
El síndrome de ojo seco se define como la
falta o la mala calidad de la película lagrimal, necesaria para una correcta
visión. Siendo la patología de la superficie ocular más común, afecta a
aproximadamente entre un 10 y un 20% de la población adulta y se da con mayor
frecuencia en mujeres.
“Un paciente que sufre de ojo seco puede
presentarse con síntomas y signos de irritación del ojo, sensación de cuerpo
extraño (sensación abrasiva en el ojo) y molestias con la luz; incluso todo
esto puede derivar en una pérdida transitoria de la agudeza visual”, explica la
Dra. Laura Taverna, oftalmóloga de INEBA.
Este síndrome es un trastorno que produce
mayor afección con el correr de los años y su incidencia aumenta en pacientes
con enfermedades autoinmunes, mujeres postmenopáusicas y en usuarios de lentes
de contacto. “Todos ellos tienen como denominador común un déficit funcional de
la lágrima debido a la disminución de su producción o a la excesiva
evaporación”, explica la especialista.
Entre las causas ambientales que pueden
generarlo se pueden mencionar la exposición a aires acondicionados, al viento y
al sol. También puede producir por hábitos como el tabaquismo y el uso de
medicamentos. A su vez, existen múltiples causas tales como trastornos
hormonales, inmunitarios, factores ambientales, déficit en la calidad
nutricional, muchos de los cuales tienen tratamiento.
Ahora bien, lo que se come a diario y el tipo
de alimentación que se elije son factores fundamentales en la prevención del
ojo seco. “La lágrima contiene lípidos producidos por glándulas ubicadas en el
párpado, que crean una película protectora. Cuando esta capa lipídica no está
bien formada, la lágrima se evapora rápidamente y es una de las causas de ojo
seco”, comenta Taverna.
La nutricionista de INEBA Teresa Cóccaro
explica: “Entre los tratamientos disponibles para aumentar la secreción
lacrimal comienza a afianzarse la terapia a través de la alimentación que se
basa en el aumento del consumo de alimentos ricos en omega-3, cuya acción es
anti inflamatoria, y la disminución de aquellos que contienen omega-6 (aceite
de girasol, aceite de maíz o linaza, germen de trigo, sésamo)”.
Entre los alimentos ricos en omega 3 se
encuentran los pescados de agua fría, frutos secos y aceite de oliva. Es
fundamental para potenciar la acción del omega 3 elevar el nivel de la ingesta
de antioxidantes como la vitamina C y E y los polifenoles. Para ello se pueden
consumir cítricos como naranja, mandarina, frutilla, kiwi – que aportan
vitamina C – y aceites, vegetales de hoja verde como el brócoli, cereales tipo
copos y polifenoles como el vino tinto y chocolate, que aportan vitamina
E.
“Si bien hay diversas opciones terapéuticas
disponibles para esta patología, con base en el uso de sustitutos lagrimales,
la modificación del hábito nutricional ha demostrado excelentes mejorías en los
componentes de la lágrima”, concluyen ambas especialistas.
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