domingo, 17 de diciembre de 2017

17 de Diciembre - Matilde del Sagrado Corazón Téllez Robles

Matilde del Sagrado Corazón Téllez Robles, Beata
Fundadora, 17 de Diciembre

Matilde Téllez Robles es una mujer con pasado, presente y futuro.
Nació el 30 de mayo de 1841 en Robledillo de la Vera (Cáceres). Diez años después toda su familia se traslada a la ciudad de Béjar (Salamanca).
Recibe una buena formación cultural y una esmerada educación religiosa. Crece en ella el amor a Jesús y la devoción a María, al igual que desarrolla una profunda compasión por las niñas necesitadas, los enfermos y los pobres. Y así, dedica su juventud a Jesús y al anuncio del Evangelio, colaborando de forma comprometida en diversas tareas asistenciales, parroquiales y diocesanas.
El 19 de marzo de 1875, en Béjar y junto con María Briz Manzano forman la Congregación de Amantes de Jesús e Hijas de María Inmaculada, (desde 1965 Hijas de María Madre de la Iglesia), que se extiende a pesar de las muchas dificultades.
Matilde es conocida como la “madre buena”, alegre, sencilla y caritativa con todos.
Muere el 17 de diciembre de 1902 en Don Benito (Badajoz), habiendo hecho de su vida un acto de amor a Dios y una generosa entrega al servicio de los hermanos: los enfermos, los pobres, los jóvenes y las niñas, especialmente huérfanas y necesitadas.
Fue Beatificada por Juan Pablo II el 21 de marzo de 2004 en Roma.

PALABRAS DE MADRE MATILDE “Que la fuerza del amor no disminuya nunca en vuestro corazón”
Madre Matilde nos transmite un deseo..., una esperanza..., un ruego... Pero antes que todo esto una experiencia de vida, que lleva a Matilde a la convicción de que el Amor es lo más importante de la vida.
En nombre del Amor vivió y soñó, en nombre del Amor trabajó y gozó, en nombre del Amor sufrió e incluso murió.
El Amor al que nos invita Matilde es bondad y ternura, es lucha por la justicia, por la libertad y la verdad. Un Amor que es encuentro, generosidad y acogida. Un Amor que se traduce siempre en ayuda a los demás.
Sólo os pido que os améis; no hacen falta otras leyes ni otros ritos; que os améis unos a otros, que multipliquéis los encuentros, las ternuras, los abrazos, y que pongáis en común lo que tenéis, lo que sois; que dialoguéis, os entendáis. Sólo quiero que os queráis. Quiero, amigos míos, que os acompañéis Y os ayudéis a caminar; Que os curéis mutuamente las heridas; Que os perdonéis y no dejéis a nadie solo. Daos el tiempo que haga falta. Regalaos mutuamente algún detalle, cosas, gestos, como signo de amistad y de presencia. Ya sólo vale el amor.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario