Santo del NT, 20 de Marzo
Elogio:
Conmemoración de san Arquipo, compañero
del apóstol san Pablo, quien le recuerda en las cartas a Filemón y a los
Colosenses.
Arquipo es uno
de los tantos personajes cuya referencia se ha perdido para nosotros, aunque
probablemente para san Pablo, que es quien dos veces lo nombra, debía ser
alguien querido, ya que lo llama «nuestro compañero de armas» (Filemón, versículo 2). En Carta a los
Colosenses Pablo le envía un mensaje: «Decid a Arquipo: 'Considera el
ministerio que recibiste en el Señor, para que lo cumplas'»; ¿cuál es ese
ministerio? tal vez el de la predicación a los gentiles, si por la referencia
anterior -el «compañero de armas»- hay que entender que Pablo lo considera
semejante a él mismo en algún aspecto.
Es cierto que
Carta a los Colosenses (no así Carta a Filemón, cuya autenticidad paulina es
unánimemente admitida) tiene fuertes posibilidades de ser «pseudo-epigráfica»,
es decir, de ser una carta escrita con posterioridad a la muerte de Pablo, por
alguien de su escuela, y puesta bajo la firma del maestro, ya sea
voluntariamente -como una manera de mostrar que la autoridad doctrinal era
sólida, procedimiento habitual en la antigüedad-, ya sea por fusiones de textos
en el proceso editorial. Sin embargo eso, que puede aceptarse para el conjunto
de la carta, no quiere decir que los saludos sean inventados, o las referencias
a Pablo y su entorno puramente artificiales: apenas si nos hacemos una idea de
cómo se han transmitido los textos antiguos (no sólo de la Biblia), y en muchos
casos pudo haber ocurrido que ‘billetes ocasionales’ de Pablo, con saludos o
pequeños mensajes a compañeros de ruta, hayan acabado editados en relación a
cuerpos doctrinales más amplios, cosa que posiblemente ocurrió en el caso de
esta carta. En todo caso, la referencia a Arquipo en Colosenses parece
adecuadamente concordante a la de Filemón, por lo que puede aceptarse que se
refieren al mismo personaje, y que ese personaje es alguien conocido de Pablo.
Se ha supuesto
que podría ser el hijo de Filemón y Apfia, ya que encabeza la carta y se
menciona allí una «Iglesia en casa»; sin embargo es una hipótesis que no tiene
más que la imaginación para sostenerse, ya que la noción de «iglesia doméstica»
no necesariamente representaba en el primer siglo la existencia de vínculos
familiares, sino que describía la situación de cristianos que se reunían en
casas de familia para orar, exhortarse recíprocamente y partir el pan.
Aunque no
sabremos en esta vida a quién se refiere san Pablo con cada una de estas
menciones, el recuerdo que hace de las personas que formaban el entorno de su
predicación nos ayuda a conectar con esa pequeña iglesia inicial, que no era
sólo -ni siquiera principalmente- una «usina doctrinaria» sino una comunidad
concreta de hombres y mujeres con nombres, con lazos recíprocos, con
experiencias comunes. Arquipo fue inscripto en el Martirologio Romano basándose
en el Martirologio de Adón, de hacia el siglo VIII o IX.
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