miércoles, 4 de marzo de 2020

Para que no haya enfermedades, ¿matar es bueno?

Pocos admitirán que matar sería un buen método para que no haya enfermedades. Una enfermedad muchas veces no provoca la muerte, y vale la pena vivir también en medio del sufrimiento. Contra las enfermedades lo correcto es prevenir en los sanos, curar y ayudar a los enfermos.
A pesar de que lo anterior resulta claro, hay quienes promueven el aborto en casos de enfermedades que pueden provocar daños en el hijo. Es decir, hay quienes buscan eliminar a un ser humano antes de nacer con la excusa de que puede tener algún daño o defecto.
Este tipo de mentalidad obedece a la lógica eugenésica que tanto daño ha provocado en la historia humana. Porque el deseo de salud no da permiso para eliminar a quienes no son sanos. Nunca resultará justo pedir que se liberalice el aborto para afrontar algunas situaciones de epidemia.
En un mundo donde la sensibilidad ecológica lleva a la defensa de plantas y animales en peligro de extinción hace falta promover otra sensibilidad mucho más seria y solidaria: la que defiende la vida de todos los seres humanos, sanos o enfermos, antes o después del parto.
Frente a quienes presionan a los gobiernos y a la gente para abortar cuando un virus o una bacteria se difunden de modo alarmante, hay que abrir los ojos y defender a los débiles. Solo entonces superaremos la terrible “cultura del descarte” tantas veces denunciada por el Papa Francisco, y promoveremos una cultura de la inclusión y de la acogida de todos, especialmente de los débiles y los enfermos. FP

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