Un poco de tranquilidad ante la aparición de una nueva ‘variante’. La cepa ‘Deltacron’ no sería fruto de una
‘recombinación’ de coronavirus, sino una ‘contaminación’ en un laboratorio. El
aspecto favorable de esa definición es muy directo. Una ‘recombinación’ implica
una serie de fusión de ambas variantes. Eso solo sirve para causar alarma: ¿una
variante tan contagiosa como Ómicron, pero tan peligrosa como Delta? Por fortuna, un rápido estudio
apunta a otra cosa. La posible contaminación dentro de un laboratorio. Pero
tranquilos, esto no es lo que se especula sobre una ‘fuga’ en el laboratorio
virológico de Wuhan en 2019. La explicación es bien diferente.
Deltacron, fruto de una “contaminación”
No
se trata de una nueva descendencia viral. Para decirlo en términos más que
básicos: No se trata del ‘fruto’ de la unión de dos variantes. Esta nueva ‘criatura’
no heredó lo mejor ( lo peor habría que decir) de sus ‘padres’.
Lo
que los expertos creen según, sus rápidas investigaciones, que se informaron
hasta 25 secuencias para ‘Deltacrón’. Pero no hay evidencia que sugiera que
Ómicron y Delta se hayan combinado para generar una nueva mutación.
“Es
casi seguro que esto no es un recombinante biológico de los linajes Delta y
Ómicron”, dijo el Dr. Jeffrey Barrett, director de la Iniciativa de Genómica
Covid-19 en el Instituto Wellcome Singer. Entonces, lo más probable para los
científicos es que en un proceso de secuenciación, para identificar una
variante específica de coronavirus, la muestra se contaminó con restos de otra.
La tranquilidad que da esta alternativa es que justamente se trata de un
‘error’ y no una ‘potenciación de dos variantes’.
La importancia de evitar contaminaciones
Por
ejemplo, cuando se analiza una sustancia en uno de estos procesos para obtener
rastros de ADN en un crimen. La muestra puesta en un secuenciador no puede
contaminarse porque su resultado debe ser preciso. De lo contrario se invalida.
En el caso Ángeles Rawson, la joven que apareció muerta entre los
restos de residuos enviados al Ceamse de José León Suárez. Debajo de una de las
uñas de Ángeles, se encontró la estructura de ADN de otra persona. Analizada,
dio una equivalencia del 99,9% con el ADN de Jorge Mangeri, el encargado del
edificio en el que vivía la joven en Palermo. Fue la prueba principal y más
contundente para su condena.
La defensa de Mangeri, para invalidarla, pretendió justamente
probar una ‘contaminación’ en el proceso de secuenciación. Cosa que fue
desestimada de plano y el encargado fue sentenciado a prisión perpetua por ‘femicidio
en concurso ideal con abuso sexual y homicidio agravado criminis causae’.
La variante “Deltacron”
En
este caso, se cree que fragmentos de la variante Ómicron se han mezclado
accidentalmente en la estructura genética de Delta durante el proceso de
secuenciación para intentar identificar una variante de infección de
Coronavirus.
Por
eso la importancia extrema de los cuidados en este tipo de procedimientos de
análisis. “Este es un error común que puede ocurrir en cualquier laboratorio”,
dijo Aris Katzourakis, profesor de evolución y genómica en la Universidad de
Oxford que dio su explicación para esta contaminación.
Al
secuenciar un virus, su genoma se divide en fragmentos genéticos y luego se
analiza antes de volver a ensamblarlo en una computadora. Pero hay fragmentos
de la variante Delta que son propensos a ‘desaparecer’ durante el proceso.
Cuando esto ocurre, este espacio que se produce puede ocuparlo otros elementos,
si el equipo no está bien preparado para otro análisis.
Veamos
lo que habría ocurrido en Chipre, en donde surgió la alerta por ‘Deltacron’. En
este caso, para el profesor Katzourakis, estructuras de Ómicron se fusionaron
con las de Delta. Pero no por una evolución o mutación sino por un error. Por
lo que el caso no es de gravedad. No se trata de una variante que esté
circulando con lo peor de Delta y Ómicron. Lo que se ve en este proceso es una
mezcla de las secuencias y esto significa que no forman un linaje distinto. Por
lo tanto, como apunte final tomemos las palabras del profesor David Matthews,
virólogo de la Universidad de Bristol. En esa ciudad se aisló la variante
‘Alfa’ en el Reino Unido. “No es para preocuparse”, apunta Matthews. Ojalá
tenga razón. RAM
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