Monja, 09
de Octubre
Elogio: En
Antioquia de Siria, conmemoración de santa Publia, quien, al morir su marido,
entró en un monasterio. En este lugar, mientras cantaba con sus compañeras
vírgenes las palabras del salmo «los ídolos de los gentiles son oro y plata» y
«sean semejantes los que los hacen», fueron escuchadas por el emperador Juliano
el Apóstata, que pasaba por allí, quien ordenó que la abofeteasen y
reprendiesen con aspereza.
País: Turquía - †: s. IV
El historiador
Teodoreto dice que Publia era una dama de buena familia de Antioquía que quedó
viuda. Entonces reunió en su casa a cierto número de vírgenes y viudas que
deseaban consagrarse a las prácticas de piedad en la vida común. El año 362,
Juliano el Apóstata fue a Antioquía a preparar su campaña contra Persia. Un
día, al pasar frente a la casa de Publia, Juliano se detuvo a escuchar el canto
de las divinas alabanzas. Las religiosas cantaban en el oratorio el salmo 115 y
Juliano alcanzó a distinguir las palabras: «Los ídolos de los gentiles son de
oro y plata y están hechos por mano de hombre: no tienen boca y no pueden
hablar». También oyó distintamente el versículo que dice: «Que los que
construyen los ídolos y todos los que ponen su confianza en ellos sean como sus
dioses». Juliano lo interpretó como un insulto personal y mandó que las
religiosas se callasen y no volviesen a cantar nunca. Publia contestó por sus
compañeras, citando el salmo 68: «Dios se levantará y destruirá a sus
enemigos». Entonces Juliano mandó llamar a Publia y ordenó a los guardias que
la golpeasen, a pesar de su sexo y su aspecto venerable. Pero ni así consiguió
el emperador que las religiosas dejasen de cantar y se dice que tenía la
intención de condenarlas a muerte al volver de la campaña de Persia. Pero
Juliano no volvió nunca de esa campaña, de suerte que Publia y sus compañeras
acabaron su vida en paz.
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