A buscar y salvar lo perdido.
Lucas
narra el episodio de Zaqueo para que sus lectores descubran mejor lo que pueden
esperar de Jesús: el Señor al que invocan y siguen en las comunidades
cristianas «ha venido a buscar y salvar lo que estaba perdido». No lo han de
olvidar.
Al
mismo tiempo, su relato de la actuación de Zaqueo ayuda a responder a la
pregunta que no pocos llevan en su interior: ¿Todavía puedo cambiar? ¿No es ya
demasiado tarde para rehacer una vida que, en buena parte, la he echado a
perder? ¿Qué pasos puedo dar?
Zaqueo viene descrito con dos rasgos que definen con precisión su vida. Es
«jefe de publicanos» y es «rico». En Jericó todos saben que es un pecador. Un
hombre que no sirve a Dios sino al dinero. Su vida, como tantas otras, es poco
humana.
Sin
embargo, Zaqueo «busca ver a Jesús». No es mera curiosidad. Quiere saber quién
es, qué se encierra en este Profeta que tanto atrae a la gente. No es tarea
fácil para un hombre instalado en su mundo. Pero éste deseo de Jesús va a
cambiar su vida.
El
hombre tendrá que superar diferentes obstáculos. Es «bajo de estatura», sobre
todo porque su vida no está motivada por ideales muy nobles. La gente es otro
impedimento: tendrá que superar prejuicios sociales que le hacen difícil el
encuentro personal y responsable con Jesús.
Pero
Zaqueo prosigue su búsqueda con sencillez y sinceridad. Corre para adelantarse
a la muchedumbre, y se sube a un árbol como un niño. No piensa en su dignidad
de hombre importante. Sólo quiere encontrar el momento y el lugar adecuado para
entrar en contacto con Jesús. Lo quiere ver.
Es
entonces cuando descubre que también Jesús le está buscando a él pues llega
hasta aquel lugar, lo busca con la mirada y le dice: “El encuentro será hoy
mismo en tu casa de pecador”. Zaqueo se baja y lo recibe en su casa lleno de
alegría. Hay momentos decisivos en los que Jesús pasa por nuestra vida porque
quiere salvar lo que nosotros estamos echando a perder. No los hemos de dejar
escapar.
Lucas
no describe el encuentro. Sólo habla de la transformación de Zaqueo. Cambia su
manera de mirar la vida: ya no piensa sólo en su dinero sino en el sufrimiento
de los demás. Cambia su estilo de vida: hará justicia a los que ha explotado y
compartirá sus bienes con los pobres.
Tarde
o temprano, todos corremos el riesgo de ‘instalarnos’ en la vida renunciando a
cualquier aspiración de vivir con más calidad humana. Los creyentes hemos de
saber que un encuentro más auténtico con Jesús puede hacer nuestra vida más
humana y, sobre todo, más solidaria. JAP
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