Existen diversas condiciones y alteraciones que una mujer puede
experimentar en sus mamas en distintos momentos de la vida. Una molestia, un
dolor, un bulto desconocido o simplemente un resultado inesperado en un control
de rutina, no son para desesperar, sino para prestar atención y consultar a un
especialista.
Entre estas manifestaciones, las más frecuentes son la mama densa, la
mastitis, la displasia y los nódulos. Cada una tiene características propias,
aunque algunas comparten síntomas. La mayoría son benignas y sólo en algunos
casos funcionan como advertencia de una patología más severa. Por eso, es
fundamental conocer más en profundidad estas condiciones, las formas de
detectarlas y su posterior tratamiento. Y en especial, respetar dos pautas
sencillas: no pasar por alto los controles de rutina y consultar inmediatamente
en caso de tener algunos de los síntomas.
En detalle, la explicación de cuatro expertos de la Sociedad Argentina
de Mastología:
Qué
es la mama densa
Ocurre cuando predomina el tejido glandular por
sobre el adiposo en la mama y se detecta a través de la mamografía. Es una
condición que puede aumentar el riesgo de desarrollar cáncer de mama y al mismo
tiempo dificulta su diagnóstico, pero no se trata de una patología en sí misma.
Se estima que la mitad de las pacientes mayores de 40 años presentan mama
densa.
«No es una anormalidad ni una enfermedad; es muy frecuente en las
mujeres muy jóvenes, mientras es más infrecuente en las mujeres añosas en las
que la casi totalidad de la glándula ha sido reemplazada por grasa», explicó el
Dr. Gustavo Hauszpigiel, miembro de la Sociedad Argentina de Mastología.
El especialista, quien además se desempeña en el Hospital José María
Penna, explicó que «en estas mujeres, los estímulos hormonales inducen el
crecimiento del tejido glandular y también podrían favorecer la aparición de un
tumor. Por otro lado, esta mayor densidad del tejido mamario puede dificultar
el diagnóstico ‘escondiendo’ la presencia de pequeños nódulos». El mayor riesgo (de
tumor mamario) no está dado tanto por la densidad mamaria sino por el hecho de
ser mujer y por cumplir años, ya que a mayor edad, mayor riesgo. «Tener mamas
densas indica una mayor predisposición, pero no es sinónimo de que se padecerá
la enfermedad», precisó el Dr. Hauszpigiel.
Qué
es la displasia mamaria
«La displasia mamaria más que una enfermedad es una
condición de la mama que ocurre en la mujer fértil, mayormente entre los 20 y
30 años», explicó el Dr. Luciano Cassab, presidente de la Sociedad Argentina de
Mastología. Las causas pueden ser hormonales (aumento de los estrógenos y la prolactina
y un disbalance con la progesterona), alimenticias por el exceso de tiraminas
(queso, banana, chocolates) o de xantinas (café, mate, té, bebidas cola) y
diferentes hábitos que la exacerban, como el tabaquismo.
La aparición difusa de nódulos y la secreción por el pezón pueden ser
señales de displasia mamaria. Suele manifestarse con dolor en la segunda mitad
del ciclo y la mayor molestia se siente en el cuadrante superior y externo de
la mama, por la concentración glandular y la proximidad a los nervios de la
axila.
«Durante muchos años se trató a la displasia mamaria con vitaminas (A y
E), cremas con productos hormonales y progestágenos y hasta antiestrógenos. Son
útiles los analgésicos (antiprostanglandinicos), que ayudaran a calmar el
dolor. Lo mejor es concurrir al especialista para aclarar el origen y tratarlo
de la manera más conveniente sin incurrir en sobremedicación», concluyó el
presidente de la Sociedad Argentina de Mastología.
Qué
son los nódulos mamarios y fibroadenoma
Se trata de un término abarcativo y genérico, que
engloba alteraciones tanto benignas como malignas. «Desde el punto de vista
clínico, se utiliza cuando la paciente en su autoexamen o el médico en la
revisación palpa una formación redondeada en la mama. El especialista lo podrá
describir como duro, blando, móvil, fijo a los tejidos, hablar de su medida,
ubicación dentro de la mama, superficialidad o profundidad», indicó el Dr.
Francisco Terrier, vicepresidente de la Sociedad Argentina de Mastología.
En los estudios mamarios, como la mamografía y la ecografía, se utiliza
para describir una imagen nodular visible que en algunos casos es palpable y en
otros, no. El Dr. Terrier recomendó que cuando la paciente palpa un nódulo haga
una consulta en forma inmediata, ya que «más allá de que no siempre se trate de
una patología maligna, será el especialista el encargado de llegar a un
diagnóstico de certeza».
«Cuando hablamos de nódulos quísticos es importante aclarar que siempre
se trata de nódulos benignos, en cambio dentro de los nódulos sólidos podemos
encontrar ambos casos. Muchos de ellos serán benignos, pero acá también
encontramos casos de malignidad», aclaró el especialista del Hospital Italiano
de La Plata.
Por su parte, los fibroadenomas son nódulos mamarios benignos. Como son
los más frecuentes, el término suele ser usado como sinónimo de cualquier
nódulo benigno, aunque no son los únicos.
Qué
es la mastitis
Se trata de un proceso inflamatorio del tejido
mamario, acompañado o no de infección. Si bien suele afectar con más frecuencia
a las mujeres que están amamantando, también puede ocurrir fuera del periodo de
la lactancia.
Suele presentarse con cuadros agudos, aunque existen algunas formas
crónicas menos frecuentes. Sus síntomas son hinchazón, enrojecimiento y dolor
mamario. Cuando el proceso avanza y no se accede al tratamiento adecuado,
pueden formarse abscesos mamarios. Éstos se presentan como nódulos bien
delimitados y dolorosos.
La Dra. Sabrina Barchuk, miembro de la Sociedad Argentina de Mastología
y médica de la Sección Mastología del Hospital Fernández, explicó que «en las
mujeres lactantes, la mastitis es más frecuente durante los tres primeros
meses. La retención de leche y el sobrecrecimiento de bacterias asociado a
grietas del pezón, suelen predisponer a la infección. En las mujeres que no
amamantan, se consideran factores predisponentes a la diabetes, el tratamiento
con corticoides, la inmunosupresión y el tabaquismo».
«El diagnóstico precoz y tratamiento oportuno de la mastitis permite
evitar complicaciones que podrían requerir intervenciones quirúrgicas, como así
también el diagnóstico diferencial con otras patologías mamarias», indicó la
Dra. Barchuk.
Pautas
para mujeres que amamantan:
1 - Lactancia a demanda
con extracción de la leche si el drenaje es incompleto luego de cada toma
2 - Correcta prendida del lactante para evitar las
grietas del pezón
3 - Higiene correcta de manos e instrumentos
utilizados para el vaciado de la mama, como extractores manuales o mecánicos
4 - Descansar las horas recomendadas
El tratamiento primario se hace con antibióticos. En el caso de
colecciones, se requerirá un drenaje con aguja guiado por ecografía y, en
algunos casos, un drenaje quirúrgico. En las mujeres que amamantan, la
lactancia no debe suspenderse: el drenaje mamario de la leche efectuado por la
succión del bebé es el más adecuado y eficiente.
«Si bien no existe una asociación definida entre mastitis y cáncer de
mama, algunas formas de presentación poco frecuentes del cáncer pueden simular
una infección. Por lo cual todo edema, eritema o engrosamiento de la piel de la
mama que no responde a un curso breve de antibióticos debe ser oportuna y
adecuadamente valorado por un profesional capacitado», concluyó la
especialista. BP
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