Hablar sobre el Adviento en la sección de apologética a primera vista
parecería algo sin sentido, pero para defender nuestra fe, debemos también
conocer el porqué de la liturgia católica, es por ello que en esta oportunidad publicamos
este artículo, que además busca motivarnos a vivir más cristianamente estos
días previos a la Navidad.
1. El
Adviento, con el que empieza el año litúrgico, es el periodo de tiempo comprendido entre el cuarto domingo antes de
Navidad y el día de Nochebuena. Sus colores litúrgicos son el morado y el rosa.
En el calendario litúrgico de la Iglesia católica, el primer día del año no
es el 1 de enero, sino el primer domingo de Adviento. El Adviento es el primer
tiempo litúrgico del año que comienza cuatro domingos antes de Navidad y
termina en Nochebuena. Según el día de la semana en que cae el día de Navidad,
el tiempo de Adviento puede modificarse ligeramente.
El morado y el rosa son los dos colores litúrgicos designados para
representar el tiempo de Adviento. Aparecen en las vestiduras de los
sacerdotes, en los velos del tabernáculo, en la parte frontal del altar y en la
corona de Adviento. El morado se usa como símbolo de penitencia y preparación,
pero el tercer domingo de Adviento, conocido como ‘Domingo Gaudete’, se usa el
rosa, que representa la alegría por la venida de Jesús.
El día en que Cristo se hizo hombre para redimir al mundo fue preparado por
Dios durante siglos. La Iglesia participa y actualiza esta larga preparación en
este tiempo específico de preparación a la Navidad.
La
Navidad -el día en el que Cristo nació para la redención del mundo- es el día
en el que cambió el curso de la historia de la salvación. Santo Tomás de Aquino, Doctor de
la Iglesia, lo explica de esta manera: “Es evidente que el Hijo de Dios tomó
nuestra condición y vino a nosotros no por un motivo insignificante sino por
nuestro bien. Él se vinculó a nosotros, por decirlo de esta manera, tomando un
cuerpo y un alma humana y naciendo de una Virgen, para poder darnos su
Divinidad. De esta manera, Él se hizo Hombre para que el hombre se haga Dios” (Santo Tomás de Aquino, Las tres grandes
oraciones, comentarios sobre la oración del Señor, el Ave María y el Credo de
los Apóstoles).
En el Catecismo podemos leer: “La venida del Hijo de Dios a la tierra es un
acontecimiento tan inmenso que Dios quiso prepararlo durante siglos. Ritos y
sacrificios, figuras y símbolos de la ‘Primera Alianza’ (Hb 9,15), todo lo hace converger hacia Cristo; anuncia esta venida
por boca de los profetas que se suceden en Israel” (Catecismo 522). En el Antiguo Testamento aparecen varias
proclamaciones de este tipo: “Espere Israel al Señor, porque en él se encuentra
la misericordia y la redención en abundancia: él redimirá a Israel de todos sus
pecados” (Sal 130, 7-8).
Este tiempo de espera y de preparación no se da sólo antes de la Navidad
sino que se da en cada año litúrgico y también en la actualidad. El Catecismo
afirma: “Al celebrar anualmente la liturgia de Adviento, la Iglesia actualiza
esta espera del Mesías: participando en la larga preparación de la primera
venida del Salvador” (Catecismo, 524).
2. El
Adviento es también un tiempo de preparación para la segunda venida de Cristo.
Como católicos, creemos que Cristo vendrá de nuevo al final de los tiempos
y así lo profesamos en el Credo cada domingo: “Y vendrá otra vez con gloria a
juzgar a vivos y muertos; Y su reino no tendrá fin” (Credo Niceno-constantinopolitano). Durante el Adviento nos
preparamos para la venida de Cristo en Navidad, pero también recordamos que
Cristo prometió volver. El Catecismo nos dice: “Celebrando la natividad y el
martirio del Precursor, la Iglesia se une al deseo de éste: ‘Es preciso que él
crezca y yo disminuya’ (Jn 3, 30)” (Catecismo 524).
El Adviento es un tiempo de espera para la segunda venida, así como un
reconocimiento de que seremos juzgados por Cristo por nuestras acciones y
decisiones. Por esta razón el Adviento es un tiempo de arrepentimiento;
esperamos con alegría la venida de Cristo, pero también buscamos el perdón por
nuestros pecados para poder estar preparados. El Evangelio de Marcos proclama:
“Estén prevenidos, entonces, porque no saben cuándo llegará el dueño de casa,
si al atardecer, a medianoche, al canto del gallo o por la mañana. No sea que
llegue de improviso y los encuentre dormidos” (Mc 13, 35-36).
Durante un Ángelus, el Papa Benedicto XVI enseñó sobre esta llamada a la
vigilancia: “¡Vigilad! Esta es la llamada de Jesús en el Evangelio de hoy. No
se dirige sólo a sus discípulos sino a todos. ¡Vigilad! (Mc 13, 37). Es una exhortación saludable que nos recuerda que la
vida no tiene sólo la dimensión terrena, sino que está proyectada hacia un ‘más
allá’, como una plantita que germina de la tierra y se abre hacia el cielo. Una
plantita pensante, el hombre, dotada de libertad y responsabilidad, por lo que
cada uno de nosotros será llamado a rendir cuentas de cómo ha vivido, de cómo
ha utilizado sus propias capacidades: si las ha conservado para sí o las ha
hecho fructificar también para el bien de los hermanos” (Papa Benedicto, Mensaje del Ángelus, 27 de noviembre de 2011).
3. Hay
muchas maneras prácticas de entrar en el Adviento.
Los tiempos litúrgicos no existen sólo para la misa de los domingos, sino
también para nuestro beneficio espiritual diario. Aquí un conjunto de cosas que
podemos hacer para entrar en este espíritu del Adviento, un espíritu de
expectación, vigilancia, arrepentimiento y alegría.
- Reza: “Rezar el Rosario todos los días centrándonos en los Misterios
Gozosos” o “hacer una vigilia ante una clínica abortista con algunos amigos.
Puedes salvar la vida de algún bebé y tal vez cambiar la mentalidad de alguno
de los ‘Herodes’ que dirigen las instalaciones”.
- Ayuna: “Hacer un programa de ayuno para Adviento y ser moderado con la
comida y la bebida en las fiestas de Navidad”, o “ver menos la televisión
durante este tiempo o, por lo menos, ver algunos clásicos de Navidad con la
familia o los amigos”, o “bajar el ritmo de compras”.
- Dónate: “Recupera las obras corporales y espirituales de misericordia y
realízalas una a una cada semana hasta que llegue la Navidad. Hay mucha gente
herida que necesita sentir y recibir nuestro amor”, o “háblales del sacramento
de la Penitencia a tus amigos y familia y llévalos a un buen sacerdote para que
se puedan confesar. ¿Cómo puede superar a eso un simple regalo de Navidad?”
- Actúa: “Compra y lee el libro del Papa Benedicto XVI sobre la infancia de
Jesús”, o “no tires el árbol de Navidad o quites el Belén justo después del 25
de diciembre, el tiempo de Navidad no ha hecho más que empezar”, o “cumple los
propósitos de Año Nuevo”.
Estas sugerencias son sólo unas pocas de las muchas maneras que podemos
seguir para entrar en este tiempo de Adviento. La Iglesia nos ofrece este
momento de espera para que nos podamos preparar más plenamente para la alegría
y la gracia que recibimos en Navidad. JMcC
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