Todo libro tiene su autor. Y según
como sea el autor así será el libro. Cabe preguntarnos: ¿quién escribió este
maravilloso libro de la Biblia? ¿Lo escribió directamente o se sirvió de instrumentos
humanos? ¿Cómo se puede comprobar que fue Dios el que hizo redactar la Biblia?
Se cuenta que un hombre preguntaba a una mujer: “¿Cómo puede usted probar que la Biblia es palabra de Dios? ¿Es que Dios habló con usted?”. La mujer le respondió, señalando con la mano el sol: “¿Puede usted demostrarme que eso que se ve allá es el sol?”. – Sí, señora. La mayor prueba de que es el sol, es que me da luz y me da calor.
· Muy bien, dijo la mujer. Así pasa con la Biblia: la mejor prueba de que es Palabra de Dios es que ese Libro me da luz, pues me ilumina lo que debo hacer; y me da calor, pues me anima a amar a Dios y al prójimo.
Esa es la prueba de que la Biblia sí viene de Dios: ese libro hace milagros de iluminación y de cambio a quien lo lee.
Pero Dios se sirvió de instrumentos humanos para llevar su Palabra. A estos instrumentos los iluminó, y les respetó su estilo y su temperamento, su cultura y su personalidad, y hasta el sello de la clase social a la que pertenecían.
OBJETIVO
DOCTRINAL: Conocer al autor de la Biblia y cómo
fue escrita.
OBJETIVO
VIVENCIAL: Cimentar nuestro conocimiento de la
Biblia, disipando dudas para poder dar razones de nuestra fe.
TESIS:
La Sagrada Biblia tiene como Autor a Dios, pero fue redactada por profetas,
sabios, poetas y apóstoles, durante catorce siglos. Estos redactores fueron
dirigidos e inspirados por Dios para que no escribieran ningún error
espiritual. Los redactores más famosos de la Sagrada Biblia fueron: Moisés, el
rey David, los profetas Isaías, Jeremías, Ezequiel y Daniel; en el Antiguo
Testamento. Y en el Nuevo Testamento, los cuatro evangelistas, Mateo, Marcos,
Lucas y Juan, y el apóstol san Pablo.
EXPLICACIÓN
DE LA TESIS
1.
¿Quién escribió la Biblia?
El autor de la Biblia es Dios, pero
Dios se sirvió de unos instrumentos que sólo escribían lo que Dios les
inspiraba, pero respetándoles su modo de ser, su temperamento y su condición
social.
¿Qué es una inspiración? Inspiración
es un deseo que nace de la persona y que lo impulsa a realizar algo. Hay
inspiraciones humanas, cuando proceden de las facultades humanas (p.e. un
cuadro, una escultura, un libro, una poesía). Y hay inspiraciones divinas,
cuando proceden de Dios por conducto del Espíritu Santo, y lleva al hombre a
ejecutar algo que Dios le inspira y como Dios le inspira. De esta última
hablamos aquí.
Dijimos que Dios respetó a los
escritores sagrados, influidos por las costumbres y cultura de los países en
los que vivían, dejando huella de su estilo, temperamento, personalidad e
incluso de la clase social a la que pertenecían o el oficio que desempeñaban;
así, por ejemplo, san Pablo muestra su temperamento impetuoso, san Juan,
místico y sereno; san Marcos, detallista; Lucas, como buen médico, nos revela a
un Jesús lleno de misericordia, etc.
La mayor parte de los autores del
Antiguo Testamento son desconocidos para nosotros; cosa comprensible ya que la
literatura antigua era anónima, pues las composiciones, tanto orales como
escritas, pertenecían a la comunidad y no a los individuos. Muchos escritores
además se basaron en la tradición oral, que ampliaban, por lo que algunas obras
se atribuyen a aquel autor que más haya influido en ella. Así ocurre, por
ejemplo, con el Pentateuco que se atribuye a Moisés siendo que él es sólo autor
de su núcleo fundamental.
2. ¿Cómo
se escribió la Biblia?
La Biblia antes de ser escrita fue una
enseñanza oral. Su redacción se debe a tradiciones y hechos históricos que
pasaban de generación en generación desde tiempos muy antiguos. Nosotros
estamos acostumbrados a leer y escribir y no comprendemos fácilmente el mundo
oriental antiguo, en donde no se escribía sino que sólo se memorizaba. Esta
transmisión oral se facilitaba porque se hacía en verso, con cierta cadencia
musical que ayudaba a recordarla.
Más tarde, estos autores sagrados la
escribieron en cueros de res: largas tiras de cuero llamadas ‘pergaminos’, que
se enrollaban en dos cilindros de madera. Cada rollo era un libro. Se escribían
con plumas de ave, untadas en tinta.
También se escribieron las antiguas
Biblias en ‘papiros’ que eran láminas sacadas de una planta egipcia llamada
papiro.
Más tarde vinieron los códices, que
son manuscritos muy antiguos que contienen textos de la Biblia. Hay en el mundo
más de 1.140 manuscritos bíblicos. Varios de estos códices son del siglo
cuarto. Los más famosos están en el Vaticano, en Jerusalén y en Londres. En
1859 el sabio alemán Tishendorf encontró en un antiquísimo monasterio del Monte
Sinaí unos pergaminos magníficamente escritos donde está todo el Nuevo
Testamento y gran parte del Antiguo. Son 346 páginas escritas con pluma, hace
16 siglos, en mayúsculas todo, sin puntos ni comas. Es el famoso “Códice
Sinaítico”.
3. ¿En
qué idioma se escribió la Biblia?
Tres son los idiomas en que se
escribió la Biblia: hebreo, arameo y griego.
Casi todo el Antiguo Testamento fue
escrito en hebreo, que era la lengua propia de Israel. Sin embargo, más tarde
el arameo suplantó al hebreo, siendo un dialecto de éste en el que Jesús
hablaba a su pueblo. Finalmente, en griego se escribieron algunos libros
del Antiguo Testamento y todos los del Nuevo, exceptuando el evangelio de san
Mateo, que se escribió en arameo.
4. ¿En
qué géneros literarios se escribió la Biblia?
Hay diferentes formas de expresión en
la Biblia, que llamamos géneros literarios: novelas, alegorías, fábulas,
parábolas, poemas, leyendas, refranes, metáforas, simbolismos, hipérboles,
antropomorfismos, etc. Cada vez que leamos la Biblia tenemos que tener en
cuenta estos géneros literarios para saber distinguir entre fondo (ideas) y
forma (el modo de decir esas ideas), entre la realidad y la ficción, entre el
núcleo histórico y el ropaje literario que lo expresa.
La lengua semita (hebreo y arameo) usa
mucho las imágenes. Por eso encontramos en la Biblia imágenes como, p.e. el
fruto del árbol del paraíso, la creación de Eva de la costilla de Adán, la
fuerza en el cabello de Sansón, la ballena que se tragó a Jonás, etc. Lo
importante es fijarnos, sobre todo, en el fondo, es decir, en el mensaje que
encierra ese ropaje literario o ese hecho narrado o esa poesía hermosa.
Los géneros literarios que encontramos
en la Biblia son éstos:
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