Tan
malo es dar rienda suelta para comprar cualquier videojuego, como prohibirlos
completamente. Los chicos se desenvuelven en un ambiente donde sus amigos
también juegan; lo que no hagan en casa es muy probable que sí lo hagan con sus
amigos.
Es
evidente que no todos los videojuegos son iguales. Hay millones de juegos
individuales, cientos de géneros y subgéneros, y se pueden jugar en
ordenadores, consolas, dispositivos portátiles y teléfonos celulares. En otra
época, los juegos eran muy simples, pero hoy hay mucho más para aprender sobre
este entretenimientos: juegos en línea, aplicaciones y juegos móviles, juegos
de intercambio de roles (RPG), juegos en línea multijugador masivos (MMOG, por
sus iniciales en inglés), controles para padres, modificaciones, y también
consolas y nuevos dispositivos portátiles disponibles. ¿Por dónde empezar? Cada
año, además, salen muchos juegos nuevos, lo que dificulta la tarea de los
padres para saber cuáles son los adecuados para sus hijos.
Y
esto es imprescindible. Para que los padres puedan ayudar a sus hijos a
administrar mejor su libertad deben aprender más de los medios en los que se
desenvuelven. En la tarea educativa se suele recoger el fruto solo al cabo de
varios años. Ayudarles a escoger los videojuegos más convenientes será una
labor que siempre rinda fruto. Puede servir la analogía que propone Andrés
Vidal, un experto en tecnologías: “Se puede comparar a los videojuegos con los
libros. Imaginémonos que existe una familia donde los padres no saben leer y lo
ven como algo apropiado para los jóvenes. Esos padres, dada su ignorancia en el
tema, estarán inclinados a dos posiciones: la permisiva o la sobreprotectora; o
dejar que sus hijos lean cualquier cosa, o limitar completamente las lecturas. Hay
que tener cuidado porque hay libros perniciosos, pero también están los que te
permiten crecer y desarrollarte. Estos padres analfabetos no podrían ver la
diferencia entre Mein Kampf y El Principito, o entre Las 50 sombras de Grey y
El Señor de los anillos”.
Hay
libros que exigen un nivel de madurez para entenderlos y que no son
recomendables para niños o para adolescentes, mientras que para una persona
mayor puedan resultar adecuados (Las uvas de la ira, Anna Karenina, etc.).
Igualmente, existen juegos que no son para pequeños pero sí para chicos mayores
(‘Fallout’, ‘The Last of Us’, la saga de ‘Mass Effect’ o ‘This War of Mine’).
Muchos de estos juegos tienen un contenido que no es completamente beneficioso,
y el jugador es quien debe decidir si será bueno o malo y disponerse a recibir
el justo pago por sus acciones. Estos juegos contienen un mensaje y dan la
opción al jugador de vivir una experiencia donde podrá aprender. Hay todo tipo
de libros para todo tipo de personas, y hay todo tipo de juegos para todo tipo
de personas. El tipo de videojuego que escojamos pesará en la formación de la
persona.
Desaconsejables
Por
eso mismo, lamentablemente, existen videojuegos que, como algunos libros, puede
ser contraproducentes o directamente perjudiciales: ‘Postal’, ‘Grand Theft
Auto’, varias expansiones de ‘Los Sims’, y más. Este tipo de juegos se
caracterizan por la ‘libertad’ que brindan a los jugadores para interactuar en
el famoso ‘GTA’ de Rock Star Games se puede interactuar con prostitutas y
asistir a espectáculos privados en cabarets. En ‘Los Sims’ se puede incluso
hacer que el personaje mantenga relaciones íntimas.
Los
padres pueden pasar por encima de los medios en los que sus hijos se
desenvuelven, pero será necesario involucrarse, mostrar cierto conocimiento o
interés. No hace falta que el padre utilice el juego antes de comprárselo a su
hijo, pero compensa conocer algunos sitios web que faciliten esa información
sobre los contenidos.
Límite
dos horas
No
se trata de prohibir jugar a la consola o la tableta, sino de conseguir que
estas no se conviertan en su único entretenimiento. El Comité de Seguridad y
Prevención de Lesiones Infantiles de la Asociación Española de Pediatría
aconseja limitar el uso de las videoconsolas en menores a un máximo de dos
horas diarias.
Para
conseguirlo, los padres pueden acordar con los chicos un horario, mejor cuando
no se interfiera con otra actividad programada, y hacerles partícipes de su
cumplimiento (con una alarma o un reloj a la vista), de modo que ellos sean
también responsables de su tiempo de juego. Es lógico que en el fin de semana y
las vacaciones haya más tiempo para jugar, pero siempre con unos límites. Esta
será una estupenda forma de enseñar a vivir la virtud de la templanza, y de que
trabajen el dominio de la voluntad. Para que no sea el ‘me apetece’ o ‘no me
apetece’ la razón última de la conducta.
Una
conversación siempre abierta
Aunque
se respeten los horarios y se busquen videojuegos apropiados para las
respectivas edades, los chicos están expuestos a muchos mensajes negativos que
nunca se podrán controlar del todo (comentarios en línea, expansiones, etc.).
Es importante animarles a que, cuando encuentren algo que les llame la
atención, no entiendan o les asuste, lo comenten con sus padres.
Muchos
padres están atrapados por el trabajo y por otras muchas preocupaciones, se
encuentran abrumados por las nuevas necesidades de los niños y por la
complejidad de la vida actual, y les paraliza el miedo a cometer errores. A
pesar de todo ello, encontrar tiempo para hablar con los chicos de lo que
juegan será una estupenda vía para compartir lo que más les gusta, formar en lo
que no entienden y ayudar a tomar decisiones que les ayuden a ser más
virtuosos. JCV
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