La insuficiencia cardiaca es
una de las enfermedades cardiovasculares, que son la primera causa de muerte de
España (y del mundo). En nuestro país, afecta a casi el 2% de la población.
Pero este porcentaje puede sobrepasar el 10% de los pacientes mayores de 70
años e incluso el 18% de los pacientes mayores de 80, así que es una enfermedad
muy frecuente. Y puede manifestarse a cualquier edad.
Según enfatiza Alejandro
Recio, presidente de la Asociación de Insuficiencia Cardiaca de la Sociedad
Española de Cardiología, la insuficiencia cardiaca es una gran desconocida para
la población en general, “aunque tiene una mortalidad superior a la de la
mayoría de los cánceres. Es una causa de mortalidad y de ingresos hospitalarios
muy frecuente”.
Este especialista explica que
“con la mejora de los tratamientos del infarto agudo de miocardio y otras
patologías cardíacas se consigue salvar muchas vidas, pero el corazón de estos
pacientes queda deteriorado y, a largo plazo, terminará provocando
insuficiencia cardíaca. Por eso, y por su relación con el envejecimiento de la
población, cada vez hay más personas con insuficiencia cardiaca. Es la causa
número uno de hospitalizaciones en mayores de 65 años”.
¿Cómo afecta la insuficiencia cardiaca?
Lo que sucede cuando alguien
padece insuficiencia cardiaca es que el músculo cardíaco no es capaz de bombear
la sangre de la forma que debiera, y esto afecta a la forma en la que los
nutrientes y el oxígeno llegan al resto del cuerpo en función de las
necesidades del organismo. Por ejemplo, si la persona hace ejercicio, el
corazón no es capaz de bombear la sangre con la fuerza suficiente para realizar
la actividad sin notar falta de aire o cansancio. “Cuando la sangre no es
capaz de bombearse de manera adecuada, lo que ocurre con mucha frecuencia es
que la sangre se va quedando remansada y el líquido se va acumulando, tanto en
los pulmones como en el resto del cuerpo”, explica Recio. Y esto va a provocar,
añade este especialista, la falta de aire, lo que se conoce en términos médicos
como disnea, y la hinchazón típica que se ven en las piernas, y esto es lo que
provoca la sintomatología de la insuficiencia cardiaca.
Signos de alarma que pueden hacer sospechar
Los factores que más influyen
en la aparición de la insuficiencia cardiaca son los que se conocen como
factores de riesgo cardiovascular. Y son principalmente: la hipertensión, la
diabetes y la obesidad. Pero existen una serie de signos o síntomas que pueden
indicar que se padece este síndrome, enumera el cardiólogo:
·
Aumento de la disnea o sensación de falta de aire ante actividades
cotidianas que antes no nos lo provocaban.
·
Notar que el corazón se acelera y tener la sensación de palpitaciones frecuentes.
·
Incremento rápido de peso (por ejemplo, pesar un lunes 50 kg y el
miércoles 54 kg).
·
Hinchazón de piernas, tobillos, pies (sobre todo al final del día).
·
Tos nocturna y despertarse por la noche con mucha intranquilidad y
necesidad de incorporarnos para respirar mejor o necesidad de abrir las
ventanas.
“Si bien no es necesario
que todos estos síntomas se den juntos, el principal signo que nos debe hacer
pensar es la aparición de falta de aire con actividades que antes no nos la
provocaban”, precisa Recio, quien resalta la importancia de estar atentos a
estas señales, porque “cuanto antes se trata, mejor pronóstico hay”. El
doctor subraya que, además, otras afectaciones sistémicas pueden provocar un
trastorno en lo que sería la circulación global que puede llevar a tener la
misma sintomatología de insuficiencia cardíaca. Por ejemplo, cuando tenemos una
anemia severa, pues te puede llegar a provocar insuficiencia cardíaca. O
también las alteraciones de la tiroides.
Pruebas para descartar insuficiencia cardiaca: en el médico de
familia
El doctor indica que existen
varias pruebas muy simples para descartar este síndrome, que las puede hacer
cualquier médico de familia, como un ECG, una Rx de tórax, una analítica para
ver el perfil de función del riñón y de la tiroides y algo fundamental ‘que ya
lo deberían tener todos los médicos de cabecera’: un análisis de péptidos
natriuréticos, en concreto la NT-proBNP, una molécula específica de la
insuficiencia cardiaca.
“Si la NT-proBNP es normal,
podemos quedarnos tranquilos de no tener insuficiencia cardíaca. Pero si está
alterada, nos pone en la pista de que tenemos. Es el marcador definitivo para
poder hacer el diagnóstico y, sin embargo, no lo tienen todavía todos los
médicos de familia, aunque está en el programa marco de todas las comunidades
autónomas. El paciente debe exigir que, si tiene la sospecha, esa prueba
debería de realizarse”, lamenta Recio. Si este análisis confirma la
insuficiencia cardiaca, luego el cardiólogo realiza una ecocardiografía para
establecer de qué tipo se trata.
Tratamientos (revolucionarios) de la insuficiencia cardiaca
Los tratamientos de la
insuficiencia cardiaca han progresado mucho en los últimos años, comenta el
responsable de la SEC de este síndrome: “Ha habido una gran revolución porque
se han introducido nuevas moléculas que logran disminuir de manera marcada la
mortalidad por insuficiencia cardiaca”, resalta el cardiólogo.
Para mejorar la calidad de
vida también hay fármacos. Se llama el tratamiento fundacional de la
insuficiencia cardíaca. Recio se refiere a tomar 4 fármacos, que son los que en
concreto han disminuido la mortalidad: beta bloqueantes, sacubitril/valsartán,
ARM (antagonista de la aldosterona) e inhibidores del SGLT2. “Estos fármacos
pueden hacer que el paciente incluso no necesite tomar diuréticos, que es lo
que hasta ahora todos los pacientes recibían y que sirven para orinar, pero no
cura la enfermedad. Hay que aspirar a que todos los pacientes tengan el
tratamiento que sí mejora la enfermedad. Porque por desgracia no está todo lo
extendido que debiera, principalmente porque ni la sociedad ni mucha parte del
cuerpo médico tiene la conciencia de que la insuficiencia cardíaca es una
enfermedad tan grave”, afirma Recio.
¿Se puede confundir con otras enfermedades?
Recio advierte de que muy
frecuentemente los síntomas de insuficiencia cardiaca se parecen a los de otras
enfermedades: “Muchos pacientes acuden porque notan falta de aire, tos
nocturna, sibilancias nocturnas, pitos nocturnos, que se confunden con
muchísima frecuencia con crisis de asma y crisis de broncospasmos, que se
tratan habitualmente con aerosoles”. Parece que sufren de bronquitis, pero con
antibióticos no mejoran. Por eso resulta fundamental hacer una analítica con el
marcador NT-proBNP, pues te dice rápidamente si se padece o no insuficiencia
cardiaca, recalca el doctor.
Pautas para prevenir la
insuficiencia cardiaca
Para el cardiólogo primero es
controlar los factores de riesgo que llevan a la insuficiencia cardíaca, es
decir, tomarse la tensión de vez en cuando para comprobar si está alta, hacerse
un análisis una vez al año para descartar diabetes y enfermedad renal. También
estas otras pautas:
·
Practicar ejercicio a diario. O al menos tres veces por semana (45
minutos).
·
No fumar.
·
Reducir el peso.
·
Buena alimentación basada en frutas y verduras.
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