Mártir,
20 de Noviembre
Elogio: En
Vercelli, también en el Piamonte, san Teonesto, mártir, en cuyo honor edificó
san Eusebio una basílica.
País: Italia - †: c. 313
La única fuente antigua que recuerda a san Teonesto es la vida del santo
obispo vercellés Eusebio, en la cual se dice que el obispo quería ser sepultado junto a las
reliquias del mártir, veneradas en un pequeño santuario en la zona sepulcral
fuera de los muros de la ciudad de Vercelli. Sólo hay esta noticia para
averiguar la identidad del santo, desconocido de cualquier otra fuente
hagiográfica. El texto de la «Vita Eusebii», escrito hacia el siglo VIII -por
tanto ya lejano de los hechos que narra-, afirma que Eusebio había erigido él
mismo ese santuario en el que reposaban los restos del mártir, lugar que fue
luego engrandecido y transformado, a fines del siglo IV, en la primera basílica
eusebiana. Cuando, a finales del siglo XVI, la estructura de la iglesia fue
progresivamente demolida para dejar el puesto a la actual catedral, se
encontraron nuevamente los sepulcros del santo obispo y de Teonesto, uno junto
a otro, tal como transmitía la noticia el deseo de Eusebio. Sobre la tumba del
mártir una inscripción cruciforme, luego perdida, indicaba «S. MARTIR
THEONESTUS», que podría situarse en la época eusebiana.
Si tal datación es correcta, se podría afirmar que el santo era un
miembro de la primitiva comunidad vercellesa, anterior a Eusebio y quizás
anterior a la paz constantiniana, que testimonió la fe con el sacrificio de su
propia vida. Después de su muerte los restos fueron sepultados en un cementerio
donde se enterraban cristianos y paganos, sin particular distinción; la
inscripción deja suponer que la tumba contenía no sólo reliquias sino el cuerpo
entero del mártir, lo que sólo podría confirmarse analizando los restos
atribuidos a Teonesto, hoy en un nicho bajo el altar mayor de la llamada «Madonna
dello schiaffo», en la catedral de Vercelli.
En la ciudad y diócesis de Vercelli, Teonesto, aunque es celebrado
litúrgicamente el 20 de noviembre, no goza de un especial culto popular, al
punto que su iconografía es inexistente, y su nombre no está asociado a ningún
patronato en especial, aunque paradójicamente la autenticidad de su memoria
cultual tiene tan sólidas, aunque escasas, garantías de credibilidad histórica.
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