Texto
del Evangelio (Mt 13,47-53): En
aquel tiempo, Jesús dijo a la gente: «También es semejante el Reino de los
Cielos a una red que se echa en el mar y recoge peces de todas clases; y cuando
está llena, la sacan a la orilla, se sientan, y recogen en cestos los buenos y
tiran los malos. Así sucederá al fin del mundo: saldrán los ángeles, separarán
a los malos de entre los justos y los echarán en el horno de fuego; allí será
el llanto y el rechinar de dientes. ¿Habéis entendido todo esto?» Dícenle:
«Sí». Y Él les dijo: «Así, todo escriba que se ha hecho discípulo del Reino de
los Cielos es semejante al dueño de una casa que saca de sus arcas lo nuevo y
lo viejo». Y sucedió que, cuando acabó Jesús estas parábolas, partió de allí.
Comentario del Evangelio
Hoy Jesús rompe esquemas. ¿Quién ha dicho que la fe y
la religión son cosas anticuadas e, incluso, aburridas? Desde hace tres siglos,
en Occidente especialmente, ha habido una manada de ‘listillos’ que lo ha
repetido incansablemente. Y Jesús, ¿qué dice? Que quien busca el Reino de los
Cielos no tiene tiempo para aburrirse: ¡nunca agotaremos la riqueza del
Evangelio!
—Todos esos falsos profetas van desapareciendo. ¡La
Iglesia no! ¡Siempre joven! ¡Y…, tú también, procura no desaparecer!
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