El Santo Padre en la misa de Santa Marta del martes
28 de enero 2014, ha hablado sobre la fecundidad de la oración de alabanza. Al
comentar la danza alegre de David al Señor de la que habla la primera lectura, ha
subrayado que si nos cerramos en la formalidad, nuestra oración se convierte en
fría y estéril.
(2 Sam 6, 12-15) David ‘danzaba con
todas las fuerzas delante del Señor’ y sobre esta imagen alegre de la que se
habla en el Segundo Libro de Samuel. Todo el Pueblo de Dios estaba en fiesta
porque el Arca de la Alianza volvía a casa. La oración de alabanza de David, le
llevó a salir de cualquier compostura y a bailar delante del Señor con todas
las fuerzas. ¡Esto era precisamente la oración de alabanza!
Además,
leyendo este pasaje, he pensado enseguida en Sara, después de haber dado a luz
a Isaac. “¡El Señor me ha hecho bailar de alegría!”, dijo la anciana. Por esto,
para nosotros es fácil de entender la oración para pedir algo al Señor, también
para dar gracias al Señor o la oración de adoración. Pero la oración de
alabanza la dejamos de lado, no nos viene espontánea.
“¡Pero,
padre, esto es para los de la Renovación Carismática, no para todos los
cristianos!” No, ¡la oración de alabanza es una oración cristiana para todos
nosotros!
En
la misa, todos los días, cuando cantamos el Santo... Esta es una oración de
alabanza: alabamos a Dios por su grandeza, ¡porque es grande! Y le decimos
cosas bonitas, porque a nosotros nos gusta que sea así.
“Pero,
padre, yo no soy capaz... Yo debo...” ¿Pero eres capaz de gritar cuando tu
equipo marca un gol y no eres capaz de cantar alabanzas al Señor? ¿De salir un
poco de tu compostura para cantar esto? ¡Alabar a Dios es totalmente gratuito!
No pedimos, no damos las gracias: ¡alabamos!
Debemos
rezar "con todo el corazón", es un acto de justicia, ¡porque Él es
grande! ¡Es nuestro Dios! David, era muy feliz, porque volvía con el Arca,
volvía con el Señor: también su cuerpo rezaba con esa danza.
Una
buena pregunta que podemos hacernos hoy: “¿Cómo va mi oración de alabanza? ¿Sé
alabar al Señor? ¿Sé alabar al Señor o cuando rezo el Gloria o rezo el Sanctus
lo hago solamente con la boca y no con todo el corazón? ¿Qué me dice David,
danzando aquí? Y Sara ¿bailando de alegría? Cuando David entra en la ciudad comienza
otra cosa: ¡una fiesta!”
La
alegría de la alabanza nos lleva a la alegría de la fiesta. La fiesta de la
familia. Cuando David entra en el palacio, la hija del rey Saúl, Mikal, le
reprende y le pregunta si no le da vergüenza haber bailado de esa forma delante
de todos, él que es el rey. Mikal, ‘despreció a David’.
De
este modo, yo me pregunto ¿cuántas veces nosotros despreciamos en nuestro
corazón a personas buenas, gente buena que alaba al Señor como le viene, así
espontáneamente, porque no son cultos, no siguen las actitudes formales? ¡Pero,
desprecio! ¡Y dice la Biblia que Mikal quedó estéril durante toda la vida por
esto! ¿Qué quiere decir la Palabra de Dios aquí? ¡Que la alegría, que la
oración de alabanza nos hace fecundos! ¡Sara bailaba en el momento grande de su
fecundidad, a los noventa años! La fecundidad que nos da la alabanza al Señor,
la gratuidad de alabar al Señor. Ese hombre o esa mujer que alaba al Señor, que
reza alabando al Señor, que cuando reza el Gloria se alegra de decirlo, cuando
canta el Sanctus en la misa se alegra de cantarlo, es un hombre o una mujer
fecunda.
Aquellos
que se cierran en la formalidad de una oración fría, medida, quizá terminan
como Mikal: en la esterilidad de su formalidad.
Por
ello, les invito a imaginar a David que danza ‘con todas las fuerzas delante
del Señor y pensemos que bello es hacer la oración de alabanza’.
Además,
nos hará bien repetir las palabras del Salmo 23 que hemos rezado hoy:
¡Puertas, levanten sus dinteles, levántense, puertas eternas, para que entre el Rey de la gloria!
¿Y quién es ese Rey
de la gloria?
¡Es el Señor, el
fuerte, el poderoso, el Señor poderoso en
los combates!
SSF
No hay comentarios.:
Publicar un comentario