El Espíritu Santo es la
tercera persona de la Santísima Trinidad que derrama sus dones sobre los
bautizados mediante el sacramento de la confirmación.
Todo esto está explicado más a fondo en la tercera
parte del Catecismo de la Iglesia Católica. Pero, ¿Cómo
lo puedo aplicar a mi vida diaria si soy profesionista?
Hay días que caemos en
la rutina del trabajo. Iniciamos
el día saludando a los compañeros y luego nos adentramos en la computadora para
trabajar. A veces, nos desesperamos por diversas
situaciones y retos que se nos presentan. Aquí es donde podemos pedirle al
Espíritu Santo que nos ilumine para aplicar los dones:
Don de la Ciencia. Nos permite acceder al conocimiento. Es importante estar siempre preparado para
los retos laborales. Hace falta documentarse, seguir preparándonos y
especializarnos en temas que nos ayuden a tener una proyección profesional. Es
importante leer un buen libro, uno al mes. Buscar los espacios apropiados para
fomentar la lectura. Un lugar apartado donde la imaginación y el conocimiento puedan
conjugar y dar frutos.
Don del Consejo. Siempre hay algún compañero de trabajo que está desmotivado por
diferentes circunstancias. Pueden ser personales, familiares o
profesionales. Es importante el saber escuchar y agradecer su
confianza al contarnos sus dificultades. También es una responsabilidad muy
grande ya que la persona está sensible ante su situación. Es importante invocar
al Espíritu Santo para que nos ilumine y poder aconsejar a la persona de
cara a la voluntad de Dios.
Don de la Fortaleza, el cual ayuda a ser perseverante. La tenacidad es muy
importante en la vida profesional. Hay ocasiones que las
cosas no resultan como las pensamos. Lo importante es seguir intentando hasta
obtener el resultado deseado. “El que persevera alcanza”.
Don de la Inteligencia, que
nos lleva a contemplar y construye el camino para acercarse a Dios. La
inteligencia, bien entendida como un instrumento de Dios para conocer la
verdad. Las Universidades tienen la responsabilidad de ser
un faro de luz y preparar para la vida laboral. Es
importante ser responsable y utilizar la inteligencia de cara a Dios.
La persona inteligente no es la que sabe más, sino el que ama más.
Don de la piedad, se
refiere al corazón ardiente del cristiano que nos ayuda al cumplimiento del
bien. Las personas piadosas pueden ayudar a otros a
acercarse a Dios. Por ejemplo, antes de comer dar gracias
a Dios por los alimentos. Esto puede causar algo de timidez o pena pero puede
también ayudar a otros a acercarse a Dios.
Don de la Sabiduría, nos permite apreciar lo que vemos, lo que presentimos. Es
el termómetro para poder evaluar una situación laboral y poder tomar decisiones
acertadas. Cuando tengamos una situación complicada,
podemos pedir este don.
Don del temor, nos
salva del orgullo, sabiendo que lo debemos todo a Dios. Siempre debo
reconocerme hijo y creación de Dios. Esto nos ayudará a tener siempre los pies en
la tierra y fomentar la sencillez y humildad.
Como vemos, los dones del Espíritu Santo se aplican
a la vida diaria. Es importante recordar a Dios a lo largo del día para ser
mejores cristianos y mejores profesionistas. PPdelaV
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