martes, 22 de enero de 2013

No pierdas la compasión…


No pierdas la compasión… (23-01-13)

Una buena amiga mía llamada Cristina tiene un don sorprendente, creo que mucha gente se olvida que lo tienen: el don de la compasión. ¿Por qué lo llamo un don? Porque ella se lo da a otros.
Verán, Cristina alberga gatitos sin hogar. Ella sale a rescatar gatitos en el bosque. Les cuida, se asegura de que estén saludables y les encuentra buenos hogares.
Una gatita muy especial llegó recientemente a su vida. Su nombre es Savannah. Cuando Cristina halló a Savannah no estaba en buenas condiciones. Estaba sucia, temerosa y enferma. Como con todos los nuevos gatitos, Cristina, les lleva a su casa, les limpia y les alimenta. Una vez que alcanzan las 2 libras, les lleva al veterinario en donde son examinados y vacunados. Recuerdo bien este día. Cristina había llamado con tristeza cuando descubrió que Savannah había resultado positiva con FIV. Es una enfermedad exclusiva para los felinos, similar al SIDA.
No viéndose mejor que el día en que Cristina la halló, Savannah había dejado de comer y comenzó a perder mucho peso. Uno podía ver los huesos a través de su delgada piel. Finalmente dejó de caminar y comer del todo. Muchos considerarían esta una batalla perdida. Cristina invertía noches enteras cargando a Savannah, simplemente intentando hacerla sentir mejor. Todo el tiempo, Cristina misma se ponía peor. Ella lloraba, preocupada por Savannah. La idea de que Savannah perdiera su vida despedazaba a Cristina.
Muchos en el mundo ven en el FIV una sentencia de muerte. No se espera que los gatitos con FIV sobrevivan y los que lo hacen suelen necesitar cuidado especial. Debido a que el FIV es fácil de contagiar cuando los gatitos juegan, Savannah tenía que ser mantenida separada de los demás gatitos. Cristina era la única amiga que había llegado a conocer.
Cristina, aunque triste y dolida, nunca se rindió. Se había levantado temprano una mañana y comenzó a buscar información en Internet. Tras de buscar un poco, halló que había algo de esperanza para Savannah. Con alguna medicina especial y cuidado, descubrió que Savannah pudiera tener una oportunidad de mejorar y vivir una vida saludable. Cristina hizo muchas llamadas intentando obtener la medicina, sin importarle el costo. Finalmente pudo hallar un albergue que le ordenase la medicina sin costo alguno. Comenzó a dársela a Savannah y a introducirle fluidos con una hipodérmica.
En poco tiempo, Savannah comenzó a ganar un poco de peso y a caminar de nuevo. No pasó mucho tiempo antes de que se levantara y jugase. Una noche Cristina trajo a Savannah a jugar. Nunca olvidaré la mirada en los ojos de Cristina, y la sensación de jugar con una gatita que muchos habían dado por muerta. Esta fue una experiencia realmente conmovedora.
Savannah acaba de ser examinada nuevamente. Esta vez el examen resultó negativo para FIV. En muchos casos, las madres pueden pasarle a sus gatitos esta enfermedad y, en algunos casos, los gatitos pueden librarse en el tiempo. Savannah era ahora una gatita juguetona y saludable, con una vida para disfrutar que tal vez nunca hubiera conocido.
No hay duda alguna en mi mente que Savannah tendrá una mejor vida debido a Cristina. También sé que Cristina misma tendrá una mayor vida debido a Savannah. He leído muchas historias inspiracionales pero esta, la que acabo de relatarles, quedará conmigo para siempre. Me recuerda que el amor y la compasión hacen la diferencia, y a nunca rendirnos cuando creemos en alguien o algo.
Hoy Savannah estará yendo al veterinario para sus exámenes rutinarios mañana en la mañana. En una semana o dos estará lista para adopción, esperamos por una familia a la que pueda impactar con amor y compasión.
Dan Malone
Cuando perdemos la compasión dejamos de parecernos a Dios, porque Dios es compasivo con su pueblo cada mañana.
Porque El dice a Moisés: Tendré misericordia del que yo tenga misericordia, y tendré compasión del que yo tenga compasión. Romanos 9:15.
Y el Señor le respondió: Voy a darte pruebas de mi bondad, y te daré a conocer mi nombre. Y verás que tengo clemencia de quien quiero tenerla, y soy compasivo con quien quiero serlo. Éxodo 33:19

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