Salmo 14 – ¿Quién puede hospedarse en tu tienda?
+ En este breve y hermoso Salmo se establecen las condiciones necesarias para ser “huésped” del Señor, es decir, para entrar en el Santuario y participar del culto divino (v. 1).
+ Entre las condiciones exigidas, no se menciona ningún rito exterior, sino que todas tienen un carácter exclusivamente moral.
+ Esto pone en evidencia que el verdadero culto es inseparable de la justicia y del amor hacia el prójimo (vs. 2-5).
+ Entre las condiciones exigidas, no se menciona ningún rito exterior, sino que todas tienen un carácter exclusivamente moral.
+ Esto pone en evidencia que el verdadero culto es inseparable de la justicia y del amor hacia el prójimo (vs. 2-5).
1. CON ISRAEL
Este salmo 14 hacía parte de la: "catequesis ad portas": los peregrinos que venían de lejos podían estar contaminados de costumbres paganas. Por esto los "levitas", les daban una catequesis elemental antes de dejarlos entrar al lugar sagrado. Este salmo se inicia con la pregunta ritual de los peregrinos: "¿Quién puede entrar en la casa de Dios?". Lo que sigue es la respuesta de los levitas.
Este salmo 14 hacía parte de la: "catequesis ad portas": los peregrinos que venían de lejos podían estar contaminados de costumbres paganas. Por esto los "levitas", les daban una catequesis elemental antes de dejarlos entrar al lugar sagrado. Este salmo se inicia con la pregunta ritual de los peregrinos: "¿Quién puede entrar en la casa de Dios?". Lo que sigue es la respuesta de los levitas.
2. CON JESÚS
"¿Señor, quién será recibido en tu casa?". Un día alguien propuso a Jesús una pregunta equivalente: "Maestro, ¿qué debo hacer para entrar en la vida eterna?" y la respuesta de Jesús fue también la de proponer reglas de rectitud humana (Marcos 10,17 - 19).
"¿Señor, quién será recibido en tu casa?". Un día alguien propuso a Jesús una pregunta equivalente: "Maestro, ¿qué debo hacer para entrar en la vida eterna?" y la respuesta de Jesús fue también la de proponer reglas de rectitud humana (Marcos 10,17 - 19).
3. CON NUESTRO TIEMPO
No puede haber dicotomía entre "vida" y "fe". El verdadero equilibrio se encuentra en la unidad total entre la fe y la vida cotidiana. ¡Dichosos los creyentes! Pero ellos deben ser igualmente justos... ¡Dichosos los justos! Pero ellos deben ser igualmente creyentes.
No puede haber dicotomía entre "vida" y "fe". El verdadero equilibrio se encuentra en la unidad total entre la fe y la vida cotidiana. ¡Dichosos los creyentes! Pero ellos deben ser igualmente justos... ¡Dichosos los justos! Pero ellos deben ser igualmente creyentes.
Señor, ¿quién puede hospedarse en tu tienda y habitar en tu monte santo? El que procede honradamente y práctica la justicia, el que tiene intenciones leales y no calumnia con su lengua, el que no hace mal a su prójimo ni difama al vecino, el que considera despreciable al impío y honra a los que temen al Señor, el que no retracta lo que juró aún en daño propio, el que no presta dinero a usura ni acepta soborno contra el inocente.
El que así obra nunca fallará.
CERCA DE DIOS
Quiero vivir junto a ti, pero pierdo a cada paso el sentido de tu presencia. Ese es mi dolor. Me olvido de ti sin más, y puedo pasarme horas y horas como si tú no existieras. Los momentos de oración durante el día me recuerdan tu existencia, pero entre medias te pierdo y ando a la deriva todo el rato. Quiero recobrar el contacto, quiero «hospedarme en tu tienda» y «habitar en tu monte santo». ¡Dime cómo puedo hacerlo!
Quiero vivir junto a ti, pero pierdo a cada paso el sentido de tu presencia. Ese es mi dolor. Me olvido de ti sin más, y puedo pasarme horas y horas como si tú no existieras. Los momentos de oración durante el día me recuerdan tu existencia, pero entre medias te pierdo y ando a la deriva todo el rato. Quiero recobrar el contacto, quiero «hospedarme en tu tienda» y «habitar en tu monte santo». ¡Dime cómo puedo hacerlo!
Haz, Señor, que seamos siempre hombres de conducta irreprensible, que procedamos honradamente, practiquemos la justicia y no calumniemos con nuestra lengua ni hagamos mal a nuestro prójimo, para que así merezcamos hospedarnos en tu tienda y habitar contigo en tu monte santo, por los siglos de los siglos. Amén.
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