Gelasio I, Santo
IL Papa, 21 de Noviembre
No se sabe si nació
en África o era romano de origen, pero sí consta que fue elegido pontífice en
el 492 y que reinó cuatro años y medio, distinguiéndose por su energía.
Parece que no es
obra suya el Decreto Gelasiano que contiene una lista de los libros del canon
bíblico, pero sí hay que atribuirle reformas litúrgicas y sin ninguna duda una
actitud muy firme respecto a los herejes: combatió implacablemente a
pelagianos, nestorianos y monofisitas, e hizo quemar los libros de los
maniqueos.
También hombre de
una pieza en el conflicto que le enfrentó a un obispo cismático de
Constantinopla, afirmando en todo momento la primacía de la sede romana, sin
olvidar que formuló con claridad, quizá por primera vez, la supeditación que en
último término debe el poder temporal al espiritual.
Este esquemático
repaso a sus actividades le señala como un papa que no perdía el tiempo y que
en menos de un lustro dejó huella en todas las cuestiones relativas a la fe y a
la disciplina. Su figura se ve así envuelta en un aura de inflexibilidad.
Aunque la idea más
común acerca de ser santo se relaciona con blandas efusiones teñidas de
sentimentalismo, la santidad estriba muchas veces en ser duro. San Gelasio,
defendiendo el depósito de la fe y la Iglesia de Roma es inflexible, no
retrocede ni una pulgada; y también ha pasado a la historia como «padre de los
pobres», porque para él caridad significaba las dos cosas, ser de hierro
custodiando la herencia de Dios y de cera y miel para las necesidades de sus
hermanos.
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