• Tabaquismo – 1 de cada 4 fuma
La Encuesta Nacional de Factores de Riesgo publicada en 2015 arrojó que el 25,1% de la población mayor de 18 años fuma. Si bien se trata del único factor que disminuyó con respecto a relevamientos anteriores (era del 29,7% en 2007 y 27,1% en 20092), aún es una cifra elevada, ya que contribuye de manera contundente en el desarrollo de un gran abanico de patologías, no únicamente las del corazón.
• Exceso de peso – casi 6 de cada 10 tienen sobrepeso u obesidad
El 23% de los casos de cardiopatía isquémica puede ser explicado por la obesidad, por lo que también conforma un elemento central a modificar para lograr un mejor estado de salud. En esta línea, casi 6 de cada 10 (57,9%) argentinos mayores de 18 años tienen sobrepeso u obesidad, una tendencia que se encuentra en aumento.
• Hipertensión – 1 de cada 3 adultos es hipertenso, pero casi 4 de cada 10 no lo saben
Según una investigación denominada RENATA-2, que se realizó en nuestro país por médicos de SAC y FAC, el 36,3% de los argentinos mayores de 18 años padece hipertensión. Cifras similares a las que maneja el Ministerio de la Nación (34,1%), lo que valida los resultados del estudio. A su vez, casi 4 de cada 10 personas (38,8%) que padecen hipertensión no lo sabe.
• Demora en intervención ante casos de IAM – más de 4 horas
El estudio ARGEN IAM-ST relevó que 1 de cada 3 pacientes con infarto agudo de miocardio demoró más de 4 horas en promedio desde los primeros síntomas hasta arribar a una sala con capacidad para la realización de una angioplastia, mientras que lo recomendado es un tiempo inferior a las 2 horas. Esto ocurre por diversos factores, entre los que se incluyen: a) que los pacientes minimizan los síntomas y posponen el llamado a la ambulancia, b) la demora del servicio de emergencias y c) la derivación inicial a centros que no cuentan con servicio de hemodinamia para la realización de angioplastias.
• Colesterol – Casi la mitad de quienes lo tienen elevado no se trata
El 29,8% de los mayores de 18 años presenta colesterol elevado y, dentro de esa población, solamente el 53,2% registró estar bajo algún tratamiento, ya sea modificaciones en el estilo de vida o la toma de alguna medicación, lo cual representa una cifra muy baja para el control de este factor.
• Sedentarismo – más de la mitad hace poca actividad física
El 54,7% de los argentinos realiza un nivel bajo de actividad física. La realización en forma regular de actividad física disminuye la morbimortalidad mediante la reducción de la incidencia de enfermedades cardiovasculares, accidente cerebrovascular, enfermedad coronaria, hipertensión, enfermedad vascular renal, enfermedades metabólicas y algunos cánceres como el de colon y mama; también disminuye el riesgo de padecer depresión y de sufrir caídas.
• Estrés
Estudios internacionales como el denominado Interheart, realizado hace más de una década, señalan que la percepción permanente de estrés junto con los antecedentes de hipertensión se encuentran entre los factores asociados más fuertemente con el infarto, seguidos en frecuencia por la diabetes y la obesidad abdominal.
Esta investigación internacional de la que participaron 52 países, 6 de ellos de Latinoamérica, entre los que se encontraban Brasil, Colombia, Chile, Guatemala, México y la Argentina, con más de 15 mil pacientes y un número similar de individuos control, y que tuvo como objetivo saber cómo influían los factores de riesgo convencionales y los nuevos sobre la frecuencia de infarto agudo de miocardio, concluyó que personas con estrés permanente o que sufrieron varios períodos de estrés en sus vidas presentaron riesgo más alto de IAM.
• Diabetes – 1 de cada 10 tiene diabetes
El 9,8% de la población argentina mayor a 18 años padece diabetes, una patología que puede afectar la calidad de vida y que se relaciona con un mayor riesgo de padecer una afección del corazón. De hecho, la mitad (50%) de quienes padecen diabetes muere a causa de una enfermedad cardiovascular. Casi 4 de cada 10 (38,6%) no recibía ningún tratamiento, lo que representa un dato negativo en el control de las enfermedades no trasmisibles.
Si bien la diabetes tipo 1, que suele ocurrir desde la infancia, no se puede prevenir, sí se pueden tomar ciertos recaudos para evitar la aparición de la diabetes tipo 2, que es la más común. Estos consisten en cambios en el estilo de vida: dieta más saludable, bajar de peso, realizar actividad física, no fumar y controlar la glucemia, entre otras.
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