lunes, 23 de abril de 2018

Desde abajo

La imagen del pastor está cargada de simbolismo religioso en la tradición bíblica. El pastor simboliza al jefe que gobierna y que dirige al pueblo. Su principal tarea es vigilar, guiar y proteger al rebaño. Dios es «el pastor de Israel» porque conduce al pueblo, vela por él y lo protege. Ese es también hoy su principal significado cuando se habla en la Iglesia de los pastores que «guían al pueblo».
Sin embargo, cuando los primeros cristianos hablan de Jesús como «buen pastor», no lo hacen sobre todo para presentarlo como jefe y caudillo de un pueblo, sino para destacar su preocupación por la vida de las personas. Jesús es «buen pastor», no porque sabe gobernar, conducir y vigilar mejor que nadie, sino porque es capaz de «dar su vida» por los demás.
Esta teología del Buen Pastor recoge bien la actuación de Jesús. Su primera preocupación no fue salvaguardar la doctrina, vigilar la moral o controlar la liturgia, sino desvivirse por la gente, luchar contra el sufrimiento bajo todas sus formas y trabajar por una vida más digna y dichosa para todos, llegando «hasta dar su vida» en este empeño. La Iglesia tiene la responsabilidad de invitar y orientar a los creyentes hacia la verdad de Cristo, pero Cristo se dedicaba precisamente a quitar sufrimientos y dar vida. Sólo desde ahí revelaba y anunciaba al verdadero Dios.
En estos tiempos en que tanta gente «abandona el rebaño» y se aleja de la fe, la mejor manera de guiar hacia la «verdad de Cristo» sería ver a una Iglesia dedicada en cuerpo y alma a que la gente sea más dichosa, se sienta menos desamparada y más protegida contra el mal y el sufrimiento.
Los mismos cristianos que confesaron a Jesús como «pastor», le presentaron también como «cordero» sacrificado por los demás. Es un buen recordatorio para los pastores de la comunidad cristiana. El trabajo pastoral no se hace imponiéndose «desde arriba», sino sirviendo desde abajo. No se conduce hacia Cristo desde el poder y el dominio, sino desde la compasión y la lucha contra el sufrimiento y desamparo. JAP

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