sábado, 30 de enero de 2021

Cuando hace falta rezar…

Hace algún tiempo quería escribirte. Escuché en un programa de televisión a una señora que contaba sobre su esposo, desanimado, sin fuerzas, porque no hallaba empleo. Pensé mucho en las dificultades que enfrentaba este buen hombre. 
Como él, somos de barro y en alguna ocasión podremos astillarnos. Y vaya que todo cuesta en esos momentos. Es entonces cuando conviene recurrir a la oración. Y encontrarnos con Dios. Verlo a los ojos y dejarnos amar, con su amor tierno y profundo. Un amor singular, que no es de este mundo y que te llena de paz. La oración es el mejor medio para acercarnos al Padre. 
Yo suelo rezar un salmo, el 120. Me encanta por su sencillez y la forma como nos enseña a confiar, sobre todas la cosas. Me levanto temprano, miro al infinito y rezo: 
Levanto mis ojos a los montes: ¿de dónde me vendrá el auxilio? El auxilio me viene del Señor, que hizo el cielo y la tierra. No permitirá que resbale tu pie, tu guardián no duerme; no duerme ni reposa el guardián de Israel. El Señor te aguarda a su sombra, está a tu derecha; de día el sol no te hará daño, ni la luna de noche. El Señor te guarda de todo mal, él guarda tu alma; el Señor guarda tus entradas y salidas, ahora y por siempre. CC

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