En el primero de los casos, se logró un consenso técnico al respecto con la Sociedad Argentina de Infectología (SADI), la Sociedad Argentina de Terapia Intensiva (SATI), la Sociedad Argentina de Medicina (SAM), investigadores participantes del ensayo clínico e investigadores independientes. El acuerdo alcanzado estipula que el suero equino podría indicarse a pacientes con enfermedad severa con hasta 10 días desde el inicio de los síntomas, con diagnóstico confirmado de covid-19, y debería ser administrado en el ámbito hospitalario con monitoreo médico en dos dosis, a razón de 4 mg/kg de peso con un intervalo de 48 horas por vía intravenosa.
En el caso del plasma de pacientes convalecientes, el consenso involucra a la Asociación Argentina de Hemoterapia, Inmunohematología y Terapia Celular (AAHITC); al Grupo Cooperativo Iberoamericano de Medicina Transfusional (GCIAMT); la Sociedad Argentina de Infectología (SADI); el Consorcio de Instituciones coordinado por el Hospital Italiano de Buenos Aires; la Fundación Infant y el Ministerio de Salud de la Nación. Esas instituciones concluyeron que se debe administrar plasma de convalecientes de Covid-19 en pacientes mayores de 75 años con menos de 72 horas de iniciados los síntomas, que no presenten criterios de gravedad y que cuenten con diagnóstico confirmado de Covid-19.
El tratamiento debe realizarse de acuerdo al criterio de los médicos tratantes en interconsulta con el Servicio de Medicina Transfusional, y la aplicación será de una unidad de plasma de entre 200 y 300 ml, con títulos de IgG anti-SARS- CoV-2 superiores a 1:1000.
El 22 de diciembre, la Anmat aprobó el uso del suero equino para personas que estuvieran cursando la enfermedad de una manera moderada a severa, con lo que se transformó en el primer medicamento innovador para tratar la enfermedad realizado totalmente en Argentina. La droga, basada en anticuerpos policlonales de caballo, logra reducir la progresión y el impacto de la enfermedad en un 45% para los casos severos. Una de las principales ventajas es que el producto puede fabricarse a gran escala.
El suero hiperinmune es complementario a las vacunas y se emplea en pacientes que ya se encuentran cursando la enfermedad. Fue desarrollado en articulación de diversas entidades públicas y privadas: el laboratorio Inmunova, la Universidad Nacional de San Martín, el Instituto Biológico Argentino, el Instituto Leloir, la compañía biotecnológica mAbxience, el Conicet y el Instituto Malbrán.
Además del suero hiperinmune, el plasma de pacientes recuperados de Covid, en algunos casos, también pueden servir para tratar a las personas que cursan la enfermedad. Según los estudios, cuando se administraba durante los primeros tres días de síntomas leves --si el donante contaba con los anticuerpos suficientes-- alcanza un 61% de eficacia en disminuir la progresión de los pacientes a desarrollar una enfermedad severa.
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