Hoy es jueves, Señor, y vengo con el alma en sombras, sombras que se
llegan a convertir en oscuridad si nos falta la virtud de la Esperanza... Cuando eso sucede hay noches en las que parece que el
tiempo se ha detenido y jamás veremos el amanecer... en ellas oímos el palpitar
de nuestro corazón y cada latido nos duele. Noches de negrura espiritual en las que todo parece agrandarse, nuestra
pena, nuestra angustia y nuestro malestar. Nos
pesa la vida y en el silencio de esas noches nos parece que no hay pena como
nuestra pena.
Pero... si hay un poco de esperanza en nuestro corazón, estamos
salvados.
Sabemos de casos que esa gran ‘desesperanza’ ha llegado a tal límite, a
tal profundidad que no se ha encontrado otra solución que el buscar la ‘puerta
falsa’. Es el escape, el terminar con algo que pesa demasiado y el sentirse
sumergido en las tinieblas de una noche ‘sin mañana’... sin esperanza. ¡Eso fue
lo que les faltó a esas vidas, LA ESPERANZA.
La esperanza es un mañana mejor, la esperanza es la luz que puede romper
las negras sombras cuando parece que todo está perdido. Sin esperanza no se puede vivir.
Cuando hay Esperanza a pesar de la desilusión y del dolor, siempre habrá
otro camino que no sea el de la desesperación y el total aniquilamiento del
verdadero yo.
Es cierto que hay situaciones en la vida que son
como la más oscura de las noches, noches en que las horas parecen no pasar... pero
cuando hay fe, cuando sabemos que tenemos un Dios Padre que sabe de nuestro
sufrimiento, cuando nos sabemos amados por El, a pesar de que nuestro
sentimiento de soledad sea inmenso, si nos dejamos arropar y abandonar en sus
brazos y en los de nuestra Madre María Santísima, la Esperanza, de saber que
Dios nos ama, llegará con su luz que sabe consolar.
Quien se siente amado no puede caer en la desesperación y Dios
nos ama.
La ESPERANZA, es una virtud que tenemos que cultivar como la flor más
delicada y valiosa. Tres son las virtudes teologales: Fe, Esperanza y Caridad,
cuyo objeto directo es Dios. Sin ellas es muy difícil caminar por la vida y no
podemos olvidar que la Esperanza siempre será la luz en nuestras noches cuando
las penas y las dificultades las hagan muy oscuras.
Estos momentos ante Ti, Jesús, te pedimos que nos llenes de esperanza y
que recordemos que el Papa Benedicto XVI ha dedicado una Carta encíclica «Spe salvi»,
para hablarnos de la esperanza: (...) se nos ha dado la esperanza, una esperanza fiable, gracias
a la cual podemos afrontar nuestro presente: el presente, aunque sea un
presente fatigoso, se puede vivir y aceptar si lleva hacia una meta, si podemos
estar seguros de esta meta y si esta meta es tan grande que justifique el
esfuerzo del camino. MEdeA
No hay comentarios.:
Publicar un comentario