La Agencia Europea de Medicamentos (EMA) desaconsejó este lunes 22/03 la
utilización del antiparasitario ivermectina en la prevención o el tratamiento
del coronavirus por fuera de ensayos clínicos controlados.
La EMA concluyó que “los datos disponibles no apoyan su uso para la
COVID-19 por fuera de ensayos clínicos”, informó la agencia con sede en
Amsterdam en un comunicado. “Otros estudios son necesarios para sacar conclusiones
sobre la eficacia y la inocuidad del producto en la prevención y el tratamiento
de la COVID-19”, reza el flamante escrito.
La eficacia de la ivermectina contra el coronavirus, a veces presentada
en las redes sociales como remedio 'milagro', no está demostrada
científicamente. El empleo de esa medicina como tratamiento contra la
enfermedad no está autorizado en la Unión Europea, y la EMA no recibió “ninguna
petición para tal utilización”, precisó el regulador europeo.
La ivermectina es un medicamento barato para uso veterinario y humano
utilizado contra parásitos, como la sarna, la oncocercosis y los piojos. Sin
embargo, si bien un estudio australiano publicado en abril de 2020 observó una
eficacia in vitro (en laboratorio) de la invermectina contra el virus
SARS-CoV-2, esta no está demostrada en el hombre, puesto que hasta ahora los
ensayos fueron limitados y con muchos sesgos. Además, muy a menudo los tratamientos in
vitro no pueden trasladarse al ser humano, especialmente porque no pueden
administrarse las mismas concentraciones de medicamentos.
En Estados Unidos, médicos reunidos en un grupo llamado 'Front line
COVID-19 Critical Care Alliance' defienden con ahínco este medicamento. Su
máximo responsable, el Dr. Pierre Kory, aseguró incluso en diciembre que su
eficacia había sido probada ante una comisión del Senado estadounidense.
En Francia, un sitio de Internet que promueve terapias llamadas
alternativas y fuente de falsas informaciones afirmó por su parte el mes pasado
que “todas las pruebas científicas muestran la eficacia de la ivermectina”.
Este tipo de afirmaciones proliferaron especialmente en los últimos
meses en América Latina. El 5 de enero, el presidente brasileño Jair Bolsonaro,
que ya había promovido la hidroxicloroquina como medicamento eficaz contra la
COVID-19, defendió el uso de la ivermectina en Twitter. La hidroxicloroquina es también un
medicamento antiparasitario promovido al principio de la pandemia igualmente
por otros dirigentes como el expresidente de EEUU Donald Trump, pero cuya
eficacia tampoco fue probada por la ciencia. Para apoyar ambos medicamentos se emplea a menudo la misma retórica en
las redes sociales, según la cual las autoridades los ignoran porque son
baratos y por tanto no rentables para la industria farmacéutica.
En Francia, los políticos euroescépticos Nicolas Dupont-Aignan, François
Asselineau y Florian Philippot reclamaron la semana pasada al ministro de
Sanidad, Olivier Véran, información sobre los tratamientos posibles de la
COVID-19, citando la hidroxicloroquina, la vitamina D y la ivermectina. En realidad, “la
mayoría de estudios clínicos (publicados) recientemente sobre el tema son poco
concluyentes, la mayoría son o bien prepublicaciones no validadas por colegas,
o bien, cuando son publicados, se trata de estudios con sesgos metodológicos de
manera que los resultados son difícilmente interpretables y no permiten sacar
conclusiones”, resume la Sociedad Francesa de Farmacología y de Terapéutica.
La Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos (FDA),
su homóloga sudafricana (SAHPRA) y las autoridades sanitarias mexicanas también
afirmaron públicamente que la ivermectina no se considera como un tratamiento
anticovid, debido a la falta de datos científicos fiables y sólidos.
En cuanto a Unitaid, la organización internacional de compras de
medicamentos para los países pobres que vigila de cerca todo tratamiento
potencial contra la COVID-19, estima que hay “datos preliminares prometedores”,
pero que “hay que esperar los resultados de otros ensayos, antes de prever
eventualmente nuevas etapas”.
“Para estar seguro al 100% de la eficacia de un
medicamento, hacen falta resultados de ensayos aleatorios controlados de mayor
envergadura de lo que se ha hecho hasta ahora”, explicó a la agencia de
noticias AFP el profesor Kim Woo-joo, profesor del
departamento de enfermedades infecciosas en el hospital universitario de Corea,
en Seúl.
El fármaco antiparasitario controversial no acorta el tiempo de
recuperación en las personas con casos leves de la enfermedad, de acuerdo con
un ensayo aleatorio controlado publicado días atrás en la prestigiosa revista
científica JAMA.
“La ivermectina se está usando actualmente”, advirtió
Eduardo López Medina, médico e investigador del Centro de Enfermedades
Infecciosas Pediátricas en Cali, Colombia, que dirigió un nuevo ensayo. En el
nuevo estudio, López Medina y sus colegas asignaron aleatoriamente a más de 400
personas que recientemente habían desarrollado síntomas leves de COVID-19 que
tomaran un esquema de cinco días de ivermectina o placebo. Encontraron que los
síntomas de coronavirus duraron alrededor de 10 días en las personas que
recibieron el fármaco, en comparación con los 12 días de quienes recibieron el
placebo, una diferencia estadísticamente insignificante.
“Es importante recordar que la ivermectina no es una
droga inocua y aún a dosis terapéuticas puede provocar efectos adversos, los
cuales, si bien son mayormente leves, a veces pueden llegar a ser graves. Tal
como lo recomienda la Sociedad Argentina de Infectología (SADI), no debería
usarse ivermectina para el tratamiento y/o profilaxis del SARS-CoV-2, al margen
de estudios bien diseñados, debidamente registrados, y que sean éticamente
aceptables”, precisó el médico infectólogo del Hospital Muñiz Lautaro de Vedia
y ex presidente de SADI. BP
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