Existe riesgo
Sin embargo, esta semana el grupo asesor para emergencias científicas de Reino Unido (Sage, por sus siglas en inglés) indicó que hasta que todos, incluidos los niños, no se vacunen, todavía existe un “riesgo significativo de resurgimiento” del virus. Y en ese sentido, los laboratorios Moderna y AstraZeneca comenzaron a realizar ensayos clínicos con niños y niñas entre seis meses y 16 años de edad, con el objetivo de obtener más información sobre el desempeño de la vacuna en este grupo.
“Si la pregunta es si debemos vacunar a los más jóvenes en este momento, la respuesta es que debemos dar prioridad a la población más vulnerable, que en este caso son los ancianos y las personas con una condición médica preexistente”, le dijo a BBC Mundo el doctor Shamez N. Ladhani, de la división de Inmunización de PHE. Según Ladhani, no hay información suficiente que permita señalar que los niños o los adolescentes son un vector de infección importante como para estar contemplados en las fases tempranas de los esfuerzos de vacunación. “Además, todavía no tenemos suficiente información para saber cómo funcionan las vacunas en los más jóvenes, a medida que surgen más datos de seguridad y eficacia y aumenta la disponibilidad de vacunas, se pueden considerar recomendaciones más amplias para la vacunación de este grupo”, agrega.
Primeros desafíos
El desafío de pensar cómo expandir la inmunización entre los menores se está dando en Israel, uno de los países con el mayor porcentaje de población vacunada: casi el 55%. Para garantizar la inmunidad del rebaño, necesaria para combatir todas las variantes existentes del virus, se necesita que al menos 80% de la población del país sea inmune. Y eso implica que los menores de 16 años reciban las dosis de la vacuna, que no ha sido probada en ellos sino en adultos.
Stanley Pocket, uno de los desarrolladores de la vacuna contra la rubeola, considera que los jóvenes deben ser incluidos en los planes de vacunación. “No puedo imaginar cómo podríamos esperar erradicar el virus, a menos que estemos dispuestos a inmunizar a la mayoría de la población”, dijo el experto al diario británico The Guardian.
Ladhani aclara que, a diferencia de otras pandemias donde los niños han sido no solo los más afectados sino los principales vectores de infección, con el coronavirus esto no ha ocurrido.
Aunque eso no descarta su potencial de infección
“Es cierto que una infección en los niños podría ser una potencial afección en los adultos no vacunados y en los ancianos”, señaló el médico Paul Heath, de la unidad pediátrica del Hospital St. George de Londres. En este lugar se está desarrollando una de las pruebas clínicas de una de las vacunas en menores de 16 años. “Por eso se deben pensar maneras de que los niños y jóvenes, en un momento más avanzado de este proceso de vacunación, obtengan sus dosis y así no puedan transmitir el virus a los adultos vulnerables”, anota.
Otros expertos indican que la vacunación de los menores de 16 años podría ayudar a la normalización de las actividades académicas. Pero Ladhani indica que hay menores considerados de ‘alto riesgo’ dentro de las poblaciones de cada país que podrían recibir la vacuna antes. “Puede ser prudente recomendar inicialmente cualquier vacuna para los niños mayores que parecen tener un mayor riesgo de enfermedad grave y mortal que los niños más pequeños. En ese grupo podrían estar los niños con neurodiscapacidades, a quienes se podría administrar la vacuna en las primeras fases. Durante la primera ola de la pandemia en Reino Unido, hubo ocho muertes en niños con el virus, de las cuales tres fueron en niños de 10 a 15 años con neurodiscapacidades subyacentes graves”, señaló.
Cuestión de tiempo
Hasta ahora la única vacuna aprobada para ser utilizada en menores de 18 años es la de Pfizer, que puede ser aplicada en mayores de 16 años.
“En distintas investigaciones que se han hecho de manera global hemos visto que los niños mayores tienen una respuesta a las vacunas similar a los adultos”, indica Ladhani.
Sin embargo, y de acuerdo con publicaciones de distintas revistas científicas, las pruebas en grupos más jóvenes o con niños son un poco más complejas porque pueden requerir, por ejemplo, una dosis menor de la vacuna. Por esa razón, en las últimas semanas distintos fabricantes de las vacunas aprobadas anunciaron que iban a comenzar ensayos clínicos con menores de 12 años. En la última semana de febrero, AstraZeneca señaló el inicio de las pruebas con su vacuna. Los investigadores evaluarán si ésta produce una fuerte respuesta inmune en niños y niñas de entre 6 y 17 años. En el ensayo clínico participarán 300 menores. Hasta 240 recibirán la vacuna cuando comience el proceso, y los demás una vacuna de control de la meningitis.
Por su parte, Moderna, otro de los laboratorios que cuenta con una vacuna aprobada en varios países, iniciará un proceso similar y espera tener resultados a mediados de este año.
Sus ensayos estarán enfocados en menores de entre seis meses y 11 años. El año pasado, junto a Pfizer, inició las pruebas con jóvenes entre los 12 y los 16 años y los resultados de este estudio serán publicados pronto. “En seis meses tal vez tengamos otra información sobre los procesos de vacunación en el mundo y también un plan para la vacunación de los más pequeños”, concluye Ladhani.
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