La mitad de la población mundial
está infectada por el ‘parásito de los gatos’ Toxoplasma gondii, y en ciertas
áreas, la tasa de infección es de un asombroso 95%. A menos que te sometas a
una serie de pruebas, no hay forma de saber si estás infectado o no. Este
parásito se ha asociado con una serie de trastornos mentales, como el trastorno
bipolar y la esquizofrenia. También se le ha atribuido un aumento de la
depresión grave y el posterior suicidio. Sí, así es, el Toxoplasma está en
todas partes, y aunque el jurado aún está deliberando sobre lo perjudicial que
es este parásito para nuestra salud, los científicos finalmente han descubierto
por qué es tan bueno esquivando nuestro sistema inmunológico. Para los que no
conocen al respecto, el Toxoplasma es un parásito transmitido por gatos que
causa Toxoplasmosis, una enfermedad que es asintomática en personas sanas, pero
que puede provocar una amplia gama de otros trastornos en personas con sistemas
inmunitarios comprometidos, como los ancianos y las mujeres embarazadas. El
biólogo evolutivo checo, Jaroslav Flegr, es el hombre al frente de esta
investigación sobre Toxoplasma. Una vez afirmó que este parásito “podría
incluso matar a tantas personas como la malaria, o al menos a un millón de
personas al año”, debido a su aparente capacidad para cambiar nuestras respuestas
a situaciones dañinas.
Investigaciones anteriores han
concluido que cuando los ratones son infectados por este parásito, pierden su
miedo instintivo a la orina de gato y muestran signos de deterioro de la
memoria. Se ha planteado la hipótesis de que el Toxoplasma interfiere con el
cerebro de un roedor para que pueda completar su ciclo de vida, y desde hace
muchos años, los científicos han estado investigando si ocurre algo similar en
los seres humanos.
El investigador de parásitos,
Chris Tonkin, del Instituto Walter y Eliza Hall en Australia, declara que “existe
una asociación fascinante entre la infección por Toxoplasma y las enfermedades
psiquiátricas, incluida la esquizofrenia y el trastorno bipolar”. Si bien
definitivamente parece haber algo extraño en las personas infectadas por este
parásito, la evidencia científica, hasta ahora, es frustrantemente inconclusa.
Sin embargo, hay una cosa que ciertamente sabemos sobre el Toxoplasma y es que
tiene la capacidad de manipular nuestro sistema inmunológico. El hecho de que
en áreas específicas del mundo, casi toda la población local esté infectada
demuestra cuán exitoso es este parásito, y su éxito radica en su capacidad para
lograr un equilibrio increíble con el sistema inmunológico de nuestro cuerpo.
Este parásito ha logrado de manera impresionante mantener la respuesta inmune
de nuestro cuerpo lo suficientemente baja como para que pueda sobrevivir dentro
de nosotros, pero lo suficientemente alta como para que aquellos que están
infectados puedan vivir una vida saludable actuando como una gran incubadora de
parásitos. Y finalmente, los científicos han descubierto cómo lo hace. Matthew
Bowler, del Laboratorio Europeo de Biología Molecular, declara que “el parásito
reconfigura la respuesta inflamatoria del huésped; subvierte por completo la
reacción en cadena que normalmente activaría las defensas de nuestro cuerpo”.
En situaciones normales, cuando sus células detectan la presencia de un
parásito, una serie de señales moleculares activarán la proteína p38a, lo que
la impulsará a moverse hacia los núcleos de las células. Una vez aquí, activa
los genes que activan una respuesta inflamatoria para destruir el patógeno.
Curiosamente, en lugar de simplemente bloquear estas señales, este parásito
hace todo lo contrario. Bowler y su equipo de investigadores descubrieron que
el Toxoplasma en realidad inicia la respuesta inflamatoria humana y luego la
manipula de acuerdo con sus propias necesidades. Esta investigación de Bowler
se basó en un estudio anterior de Mohamed-Ali Hakimi del Instituto de
Biociencia Avanzada de Francia, quien descubrió que el Toxoplasma secreta una
proteína conocida como GRA24 que activa la proteína p38a directamente, antes de
que el sistema inmunológico del cuerpo tenga una oportunidad, para hacerlo por
sí mismo. El equipo ha descubierto ahora que GRA24 se une con más fuerza a p38a
que las propias proteínas de la célula, lo que permite que el parásito controle
el nivel de respuesta inmune que emite el cuerpo. Al mismo tiempo, esta
proteína GRA24 evita que el cuerpo apague la respuesta inflamatoria, razón por
la cual este parásito es tan peligroso en quienes tienen el sistema
inmunológico debilitado. El equipo concluye que “el estricto control de la
señalización inflamatoria evita una respuesta demasiado débil que conduce a la
muerte del huésped o una respuesta demasiado fuerte que previene la invasión”.
Si bien es un poco preocupante que este parásito pueda manipular todo nuestro
sistema inmunológico, esta investigación podría ayudar a los científicos a
desarrollar medicamentos antiinflamatorios más efectivos. JQR
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