Muy pocas
personas practican la magia de saber escuchar. Ser capaz de escuchar a otros de
una manera agradable y expresando entendimiento es quizás el mecanismo más
efectivo cuando se trata de llevarse bien con las personas.
Siete maneras
de practicar la habilidad de escuchar
He aquí algunos
aspectos importantes a tener en cuenta para ser un buen interlocutor. No
dejes de ponerlos en práctica.
1. Si alguien merece que le
escuchemos también merece que le miremos
Esto además nos
ayudará a concentrarnos en la conversación. Fija tu vista en la persona que
está hablando.
2. Muéstrate profundamente
interesado en lo que la persona está diciendo
Si estás de
acuerdo, afirma con la cabeza. Si te cuenta un cuento, sonríe. Responde a su
humor, interactúa en la conversación.
3. Inclínate hacia la persona que
está hablando
¿Alguna vez te
has dado cuenta que tienes una inclinación hacia la conversación de una persona
que habla de temas interesantes, y tratas de escapar del que habla puras
tonterías?
4. Haz preguntas
Esto le permite
a la persona que está hablando, darse cuenta de que todavía le estás
escuchando.
5. No le interrumpas más bien,
pídele que abunde en el tema
La mayoría de
las personas se sienten muy halagadas cuando no se les interrumpe hasta que
terminan y se sienten doblemente halagados si te interesas en su tema.
6. No te alejes del tema
No cambies el
tema de la conversación hasta que la persona haya terminado, no importa cuántas
ganas tengas de hablar de otra cosa.
7. Usa las palabras de tu
interlocutor para traer a colación tus propios puntos de vista
Cuando la otra
persona haya terminado de hablar, repítele algunas de las cosas que dijo.
Esto no sólo demuestra que has estado escuchando, sino que es una buena manera
de presentar tus propias ideas sin posición.
De cierta
manera, cada uno de nosotros está compitiendo por algo cada día de nuestras
vidas. Las personas que conocemos y con quien hablamos están todo el tiempo
observándonos, analizándonos, evaluándonos. Dentro de sus mentes votan por
nosotros o contra nosotros. Nos dan un voto de confidencialidad o un voto de
desconfianza. Deciden relacionarse con nosotros o no, de acuerdo al caso.
Más veces de lo
que te imaginas, el factor que decide es… ¿Qué tan buena atención prestaste?
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