La
mayoría de las personas que cursan COVID-19 presentan síntomas leves y se
recuperan fácilmente, pero existen casos donde se experimentan síntomas graves
que necesitan tratamientos y hasta internaciones. Especialistas del Hospital de
Clínicas José de San Martín, alertan sobre las secuelas y hablan de la
importancia de realizarse chequeos luego de cursar la enfermedad.
La Dra. Analia Aquieri, de la División Cardiología del Hospital de Clínicas,
señaló que «se han visto casos de miocarditis por coronavirus en pacientes que
tuvieron que ser hospitalizados por cuadros moderados o graves de la
enfermedad, se estima que alrededor del 30% de las personas en el mundo
presentan complicaciones una vez superada esta afección».
Estas
complicaciones en el miocardio principalmente producen aumento en la
posibilidad de arritmias y también aumento en la mortalidad según estudios
realizados. «Dichas secuelas pueden ser diagnosticadas mediante el dosaje en
sangre venosa de troponina que demuestra el daño causado en el corazón. Existen
otros estudios por imágenes como el ecocardiograma que pueden poner en
evidencia del daño y suelen tener disponibilidad las instituciones médicas para
realizarlo», señaló la especialista.
En nuestro país
esos números son sensiblemente menores: el 15% de los pacientes que tuvieron
Covid tuvieron alguna complicación cardíaca. Según un registro de la Sociedad
Argentina de Cardiología sobre 2.750 pacientes que fueron atendidos en 50
centros hospitalarios públicos y privados de Argentina. Este relevamiento se
hizo durante la primera ola de la pandemia en nuestro país, durante 2020.
Es importante
remarcar la similitud de los síntomas dados por el coronavirus propiamente
dicho y aquellos producidos por el compromiso miocárdico por el virus, entre
ellos se destacan la disnea o falta de aire, el dolor de pecho, el decaimiento
y desgano. Es importante descartar entonces en estos pacientes la miocarditis a
través de los estudios antes mencionados. De confirmarse el diagnóstico, el
paciente debería recibir un cuidado y seguimiento más estrecho.
Podemos dividir
a los pacientes en dos grandes grupos; aquellos que cursaron una enfermedad
leve, que no requirió internación, en ellos un interrogatorio de los síntomas,
un examen físico completo, un electrocardiograma, un ecocardiograma doppler y
una prueba de esfuerzo gradual, son suficientes para evaluar las posibles
complicaciones cardiológicas y si no existieran, se podría autorizar el
reinicio de la actividad física.
«Por otro lado
quienes cursaron la enfermedad moderada o grave, que requirieron hospitalización,
y se les diagnosticó miocarditis, hepatopatía, daño renal, neuropatía, que
hayan requerido asistencia respiratoria prolongada durante la internación, no
se recomienda iniciar actividad física pero si rehabilitación cardiopulmonar y
un control profesional cada 3 meses», recomendó la profesional.
«Es importante
remarcar la presencia del compromiso miocárdico reportado en más de mil casos
como efecto adverso en aquellos que recibieron las vacunas ARNm específicamente
Moderna, BioNThech y Pfizer. Reportes hechos en EEUU, ponen en evidencia la
presencia de miocarditis principalmente en adolescentes masculinos y jóvenes de
más de 16 años que habían recibido hacía varios días su segunda dosis de estas
vacunas. No se conoce con claridad el mecanismo por el cual se produce este
evento, pero el compromiso de los pacientes fue leve y presentaron la mayoría
de ellos una recuperación completa a los 15 días de iniciado el cuadro», afirmó
la Dra. Aquieri.
Es frecuente ver
arritmias ventriculares de bajo riesgo, en los electrocardiogramas de pacientes
que han presentado COVID-19, que se encuentran asintomáticos y que no requieren
tratamiento para ello. «Pero se debe considerar y descartar el compromiso
miocárdico, enfatizando en la realización de un adecuado interrogatorio y
examen físico a nuestros pacientes y así decidir a quién indicar los estudios
específicos y a quién no. Recordar que el inicio de la actividad física en
ellos, debe ser supervisada y evaluada según las condiciones clínicas, para
evitar el desarrollo de complicaciones graves que pueden llevar a nuestro
paciente a la muerte. Ejemplo de ello es el jugador de fútbol europeo que luego
de haberse recuperado de COVID-19, en el medio de un partido de fútbol, cae
desplomado en el campo de juego, requiriendo cardioversión eléctrica para su
reanimación cardiopulmonar. Se piensa que pudo existir compromiso miocárdico,
no evidenciado durante la enfermedad, que facilitó la presencia de la arritmia
ventricular fatal. Debemos evitar ese riesgo en nuestros pacientes, ya que
tenemos todas las herramientas para hacerlo», finalizó la Dra. Analía Aquieri. BP
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