Muchos pacientes con dermatitis atópica se alegran de haber dejado atrás
los meses fríos, en los que con frecuencia su piel se brota por el roce con las
telas de ropa más abrigadas y ásperas y por los ambientes muy calefaccionados.
En general, sostienen que, durante los meses de calor, les va mejor y logran
espaciar más sus brotes. Sin embargo, también existen factores que les irritan
la piel en esta época del año y que no deben desatender.
Particularmente, los adolescentes con dermatitis atópica, sobre todo en
los casos moderados y severos, se ven muy afectados, porque son los meses en
que más se comparten días al aire libre, en piletas o la playa, se usa ropa más
liviana, pero para ellos puede ser angustiante porque persiste el estigma de
mostrar la piel ‘atópica’.
«La ropa deportiva, las tiras del bikini, las sandalias, algunos
protectores solares e inclusive el propio sudor pueden irritar la piel y
desencadenar brotes. Los cambios de temperatura entre ambientes calurosos y
otros con aire acondicionado pueden tener el mismo efecto. Lo más importante es
que cada paciente identifique aquellos factores que hacen su piel más propensa
al brote y evitarlos para contribuir a incrementar el tiempo libre de episodios
y así poder disfrutar más cada día, sin picazón, sin infecciones», explicó la
Dra. Paula Luna, médica especialista en Dermatología y Dermatología Infantil
del Hospital Alemán y miembro del Grupo de Dermatitis Atópica de la Sociedad
Argentina de Dermatología.
Tal como describió la Dra. Carla Castro, médica dermatóloga,
coordinadora de la Unidad de Dermatitis Atópica del Servicio de Dermatología
del Hospital Universitario Austral, «esta es una enfermedad inflamatoria, crónica
y recurrente de la piel, que se caracteriza por brotes frecuentes, picazón
intensa, irritación, dolor enrojecimiento, costras e infecciones. Suele
comenzar en edades tempranas (aunque puede desencadenarse directamente en la
adultez) y se calcula que afecta a entre el 15-30% de los niños». Un porcentaje
de estos casos se perpetúa en la adultez y algunos estudios sugieren que afecta
entre el 2 y el 10% de los adultos.
Muchos pacientes sienten vergüenza de mostrar su piel brotada. Esto es a
cualquier edad, pero tal vez durante la adolescencia sea más marcado, por ser
una etapa clave en la formación de la autoestima. Hay numerosos datos a nivel
mundial que reflejan la carga emocional de esta enfermedad y cómo en jóvenes
produce aislamiento y puede llevar al desarrollo de cuadros de depresión que
deben ser abordados a tiempo y por profesionales para evitar que se
complejicen. Cabe mencionar que también es significativo el impacto en las
familias de los pacientes adolescentes que sufren esta enfermedad.
«Todavía persiste el desconocimiento alrededor de si la dermatitis
atópica es contagiosa y claramente no lo es. En el consultorio hablamos mucho
con los pacientes y con sus padres porque con información clara, ellos y sus
hijos pueden ir educando a su entorno para dejar de recibir miradas que
rechazan o dedos que señalan y poder llevar una vida más plena», sostuvo la
Dra. Castro.
Las mujeres, por ejemplo, cuentan cómo no pueden maquillarse porque les
irrita la piel, ni tampoco ponerse un vestido o una musculosa. Para tapar su
piel atópica, usan pantalón largo y remeras de manga larga, pero la
transpiración también es un factor de irritación.
«Ante un brote, el paciente igual debe cumplir responsabilidades como
estudiar y también quiere seguir haciendo lo que le gusta, como verse con
amigos o hacer deporte, pero todo en un contexto de mucha picazón, con piel que
se agrieta y tal vez se infecta, sumado a un descanso nocturno muy alterado,
que ocasiona somnolencia durante el día. Ese combo, sostenido en el tiempo, afecta
enormemente la vida, pero la buena noticia es que el cuadro mejora
significativamente cuando se logra un control más profundo de la dermatitis
atópica», refirió la Dra. Luna.
El tratamiento de base de la dermatitis atópica es la humectación
constante de la piel con cremas y emolientes para recomponer la barrera
cutánea. Bien utilizados, también son muy útiles los tópicos con corticoides.
Para los casos moderados y severos, además, se puede indicar fototerapia y
tratamientos sistémicos, como algunos inmunosupresores, pero que generaban
beneficios sólo de corto plazo y a veces efectos adversos delicados.
Para los cuadros severos existen nuevos medicamentos biológicos que
obtienen mejores resultados y sostenidos a largo plazo. Se lograron avances
significativos cuando se interpretaron mejor los mecanismos que desencadenan la
enfermedad: hoy se conoce que coexisten defectos de la barrera de la piel y un
proceso inflamatorio conocido como ‘de tipo 2’, ocasionado por una
sobreactivación del sistema inmunológico que produce descontroladamente una
serie de proteínas y genera las manifestaciones inflamatorias en la piel.
Para todos los casos, la primera recomendación es la visita al
especialista para lograr un diagnóstico temprano adecuado o en el caso de
haberse interrumpido el tratamiento, el retorno a la consulta médica para
retomar las indicaciones y lograr una mejor calidad de vida. BP
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