Texto del Evangelio (Lc 16,9-15): En aquel tiempo, Jesús decía a sus discípulos:
«Yo os digo: Haceos amigos con el dinero injusto, para que, cuando llegue a
faltar, os reciban en las eternas moradas. El que es fiel en lo mínimo, lo es
también en lo mucho; y el que es injusto en lo mínimo, también lo es en lo
mucho. Si, pues, no fuisteis fieles en el dinero injusto, ¿quién os confiará lo
verdadero? Y si no fuisteis fieles con lo ajeno, ¿quién os dará lo vuestro?
Ningún criado puede servir a dos señores, porque aborrecerá a uno y amará al otro;
o bien se entregará a uno y despreciará al otro. No podéis servir a Dios y al
dinero».
Estaban oyendo
todas estas cosas los fariseos, que eran amigos del dinero, y se burlaban de
Él. Y les dijo: «Vosotros sois los que os la dais de justos delante de los
hombres, pero Dios conoce vuestros corazones; porque lo que es estimable para
los hombres, es abominable ante Dios».
«Haceos amigos con el
dinero injusto»
Comentario: Rev. D. Antoni CAROL i
Hostench (Sant Cugat del Vallès, Barcelona, España)
Hoy, rodeados como estamos de
un ambiente consumista, Jesús vuelve a acariciar nuestra conciencia para
persuadirnos de las falsas felicidades. Y no lo hace cargándonos con
prohibiciones, porque el camino de la santidad es —ante todo— una invitación a
la felicidad: «Si quieres entrar en la vida…» (Mt 19,17). El Señor nos anima a trabajar, a gestionar el ‘dinero’
de este mundo con rectitud de intención y con afán de servicio.
Estamos llamados a lo más alto
(a la caridad) tratando las cosas de la tierra en un sentido constructivo. El
Creador mandó ‘dominar la tierra’, pero no de cualquier manera ni a cualquier
precio, pues, a la vez, nos ha prescrito ‘multiplicarnos’ y ‘llenar’ la tierra (cf. Gen 1,28). Sólo el amor (el darse a
los demás) es la verdadera medida de esa plenitud que Dios nos pide ya en esta
vida.
Con la expresión «dinero
injusto» (Lc 16,9) Jesucristo alude a
esas cosas terrenales que, en sí mismas, sin ser malas, no nos hacen justos ni
nos preparan para la felicidad eterna. El Maestro nos invita a amar a los demás
(«haceos amigos»), no sólo mediante la oración, sino también en el día a día,
con un recto y servicial manejo de los bienes terrenales.
La eternidad es demasiado larga
para los ‘entretenimientos’: quien se entretiene en este mundo, se aburrirá en
la eternidad. En cambio, el amor —que siempre aspira a crecer— goza en la
eternidad. Por eso, hemos de evitar el encogimiento del corazón causado por el
entretenimiento con el dinero ‘injusto’.
Hoy como antaño, no faltan
quienes oyendo esas palabras siguen burlándose de Jesús (cf. Lc 16,14). Así, al Vicario de Cristo lo tachan de
intransigente, a la vez que se ríen de los católicos viéndonos como ingenuos
manipulados por un ‘dictador’. El servicio del Sucesor de Pedro es una caricia
a nuestra conciencia para defendernos de la dictadura del ‘führer’ de turno:
llámese ‘relativismo’, lo ‘políticamente correcto’... «De Newman aprendimos a comprender
el primado del Papa: ‘La defensa de la ley moral y de la conciencia es su razón
de ser’» (Benedicto XVI).
GLORIA A TÍ SEÑOR JESÚS AMÉN ASÍ SEA AMÉN 🙏.
ResponderBorrarAmen amen amen 🙏 gracias mui sierto deveses somos tan solos alo k nos disen i no entendemos bueno llo digo prmi i des pues ando k no
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