Especialistas del CONICET en Tucumán demostraron en estudios in vitro
que un derivado de la tetraciclina demeclociclina (DMC) -un antibiótico para
tratar múltiples infecciones- tiene efectos neuroprotectores sobre las neuronas
dopaminérgicas que se ven afectadas en la enfermedad de Parkinson (EP), una
patología de muerte neuronal progresiva que afecta al 1% de la población mayor
a 65 años y que, de acuerdo a la OMS, su prevalencia podría duplicarse en 2030.
Los resultados del trabajo se describen en la revista Cells.
«Estamos dando a conocer al mundo una nueva molécula, proponiéndola como
un prometedor fármaco para ser estudiado en modelos animales», afirmó Rodrigo
Tomas-Grau, coautor del estudio y becario posdoctoral del CONICET en el
Instituto de Investigación en Medicina Molecular y Celular Aplicada (IMMCA,
CONICET-UNT-SIPROSA), con base en Tucumán.
La EP fue descrita y caracterizada hace más de 200 años; sin embargo, al
día de hoy no existe un fármaco capaz de detener o siquiera enlentecer el
proceso de muerte neuronal. Solamente están disponibles los de carácter
paliativo que actúan aliviando los síntomas de la enfermedad. Este contexto,
naturalmente adverso, demanda que la comunidad científica desarrolle nuevas
estrategias terapéuticas para mejorar la calidad de vida de los pacientes y por
consiguiente la de su grupo familiar.
Hace ya más de 20 años que investigadores de la Universidad de
Cambridge, en el Reino Unido, identificaron una proteína presente en las
células dopaminérgicas, denominada alfa-sinucleína (aS), que agregada bajo
determinadas condiciones se convierte en un ‘potente’ tóxico que impulsa el
avance de la EP.
En este marco, y a través de una estrecha colaboración entre
especialistas del IMMCA y del Instituto del Cerebro de Paris, en Francia, ocurrió
lo que Tomas-Grau llama un “hecho absolutamente fortuito”. Descubrieron que
doxiciclina, un antibiótico de amplio espectro, era capaz de inhibir la muerte
neuronal causada por los agregados tóxicos de la aS, pero con una dificultad:
su actividad antibiótica invalidaría su prescripción para tratamientos
neuroprotectores por la resistencia bacteriana que podría generar. Para superar
esta dificultad, los especialistas del CONICET de Tucumán y colegas de Francia
y España se centraron en otro antibiótico de la familia de las tetraciclinas
llamado demeclociclina (DMC).
Mediante el empleo de técnicas de síntesis química, los especialistas
del CONICET, en conjunto con sus colaboradores franceses, lograron sintetizar
una nueva molécula hasta antes desconocida en el mundo: un derivado de DMC,
denominado demeclociclina reducida (DDMC). Con ella, en estudios in vitro no
solo demostraron que tiene un efecto protector de las neuronas dopaminérgicas
al reducir de manera significativa la agregación de las proteínas aS, sino que
además no tiene actividad antibiótica.
Florencia González Lizárraga, becaria posdoctoral del IMMCA y coautora
de este descubrimiento, señaló que «el nuevo trabajo forma parte de un ‘ambicioso
proyecto de investigación’, financiado por la Agencia Nacional de Promoción
Científica (ANPCyT), y que contó con un subsidio de la Asociación France
Parkinson». Y agregó: «En el IMMCA nos encargamos de estudiar los modelos
biofísicos y celulares para determinar el efecto neuroprotector de DDMC».
Los especialistas que firman el nuevo trabajo científico también
comprobaron, en estudios in vitro, que DDMC disminuye procesos inflamatorios
que contribuyen al proceso neurodegenerativo de la EP y que están asociados a
la activación de células inmunes (macrófagos del cerebro) como resultado de la
agregación de la proteína aS.
El equipo científico destaca además que los resultados de la
investigación sugieren que DDMC puede ser un candidato prometedor como fármaco
para el desarrollo de estudios preclínicos de la enfermedad de Parkinson en
modelos animales. En ese sentido, Tomas-Grau afirmó: «El siguiente paso será
probar la seguridad y eficacia de la droga en ratones transgénicos que poseen
características de la enfermedad. Sólo después de haber sorteado exitosamente
muchos de estos ensayos en organismos modelo de la enfermedad, podría ser
candidata para ensayos en humanos». Y agregó: «El camino es largo, pero dada la
abundante evidencia del efecto neuroprotector de tetraciclinas, creemos que
justifica seguir trabajando en esta dirección». BP
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