Es
importante formarlos de acuerdo a su edad, en el área física fortaleciendo el
cuerpo a través del cuidado y aseo personal, el deporte, estimulando la
adquisición adecuada de su psicomotricidad fina y gruesa, la sobriedad en la
alimentación, etc.
A
nivel psicológico propiciando el desarrollo adecuado de su propia identidad y
personalidad, una recta visión de sí mismos y de los demás, de ellos en
relación con su entorno, generándoles seguridad y confianza, estando siempre
disponibles para cuando necesiten ayuda, pero al mismo tiempo dándoles un poco
de libertad para realizar cosas y responsabilizarse de sus actos, generando en
ellos madurez emocional y afectiva, así como una actitud crítica frente a la
realidad.
Espiritualmente,
desde niños deben descubrir su dignidad de hijos de Dios, enseñarles a
relacionarse y encontrarse con el Señor Jesús y Santa María, ayudarles a crecer
en su fe, enseñarles a rezar y a participar de la Eucaristía, de acuerdo a su
edad; y llegado el momento, propiciar su preparación para la confesión y la
Primera Comunión. Enseñarles a tener al Señor como el centro de sus vidas, de
manera que puedan confiar siempre en su Providencia, estar seguros de su
compañía y de su amor. Fortalecer en ellos la adquisición de los valores que
regirán sus vidas, una actitud combativa y una vida virtuosa. V
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