¿Apoco
no es desagradable hablar con alguien que tiene mal aliento? ¿No sabes qué
hacer cuando tienes que hacerlo? Inclusive, si vas en el metro o en un lugar
con mucha gente, puede resultar terriblemente incómodo. Lo peor, es que algunas
personas no se dan cuenta de su problema y si alguien se los señala, lo pueden
tomar mal y causar un conflicto.
Pero
todo esto sería innecesario, si tenemos una buena higiene bucal. Aquí daremos
unos consejos prácticos para cuidar de tus dientes y tu aliento, pero también para
tu imagen.
Lo
primero para tener un buen aseo bucal, es lavarse los dientes. Punto sencillo y
básico, que si bien, a veces nos puede resultar un poco pesado por cuestiones
laborales o de llegar tarde a casa, es necesario que lo hagamos. Para que el trabajo
no interfiera con este hábito, es bueno llevar un cepillo de dientes en la
mochila o bolsa, ya que no ocupa mucho espacio y sí nos va a ayudar bastante.
Otro
de los grandes aliados a la hora de tener una buena higiene bucal, es el
enjuague. Ahora, ya hay una gran variedad de presentaciones. Hay para la noche,
para el día, en distintos sabores, sin alcohol, con alcohol, especiales para la
gingivitis (enfermedad de las encías),
especiales para un aliento fresco, etcétera. El chiste, es saber cuál se adecua
más a las necesidades de uno, y conforme a eso, ocuparlo.
También
tenemos al hilo dental, que si bien ya no es tan usado, sigue siendo importante
para la higiene. Y es que aunque los cepillos se han hecho mucho mejor y con
mejores diseños, el hilo llega a donde las cerdas y el enjuague no, removiendo
partículas de comida entre los dientes. A veces, un pedazo de carne, puede
provocar muy mal aliento.
Algo
que probablemente poca gente sepa, es que tener caries puede generar mal
aliento. Por lo que si notamos que tenemos mal sabor de boca después de
hacernos nuestro aseo bucal, es conveniente acudir a un dentista a que nos haga
una revisión general.
Pero
nuestros hábitos bucales deben ir más allá de limpiarnos bien los dientes. Es
necesario saber puntos básicos de educación, para que una buena sonrisa, esté
acompañada de una buena imagen integral.
Es
básico comer con la boca cerrada. Puede resultar también terriblemente
desagradable, para algunas personas, ver cómo alguien degusta con la boca
abierta. Más si se está en un ambiente formal o de trabajo. Hablar con la boca
llena se debe también evitar o bien hacerlo de la forma más discreta posible.
El
tema del chicle es delicado, y es que mascarlo puede resultar desestresante, lo
que en ciertas situaciones nos puede ayudar. Sin embargo, también genera mucha
salivación, haciendo que nuestro estómago crea que estamos comiendo sin que
éste reciba alimento alguno, por lo que los jugos gástricos se incrementan y
pueden causar a la larga gastritis. Pero también hay que saber cuándo mascarlo,
y es que estando en una junta, puede no resultar lo más conveniente, ya que
demuestra indiferencia y falta de atención.
Si
el mal olor persiste pese al habitual aseo bucal puede tener alguna enfermedad
por lo que es indispensable que acuda al médico. MV
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