“Si
a vuestro hijo Dios se lo hace suyo, ¿qué perdéis vosotros en ello y qué pierde
él mismo?... Si le amáis, habéis de alegraros de que vaya al Padre, y a tal
Padre. Cierto, se va a Dios; mas no por eso creáis perderlo; antes bien, por él
adquirís muchos otros hijos. Cuantos somos aquí en Claraval, y cuántos somos de
Claraval, al recibirle a él como hermano, os tomamos a vosotros como padres.
“Pero
quizá teméis que le perjudique el rigor de nuestra vida... Confiad, consolaos:
yo le serviré de padre y le tendré por hijo, hasta que de mis manos lo reciba
el Padre de las misericordias y el Dios de toda consolación. No lloréis, no os
lamentéis, que vuestro Godofredo al gozo corre, no al llanto”. JMC
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