Tu forma de comer habitual determina tus hábitos
alimentarios. Algunos hábitos pueden ser buenos, por ejemplo si consumes
abundantes vegetales. Mientras que otros no lo son tanto como si añades azúcar
a tu café.
Siempre es buen momento para evaluar tus hábitos
alimentarios y decidir hacer algunos cambios. Si haces cambios radicales de
repente pueden propiciar que sí cambies ciertas conductas, sin embargo, puede
ser por corto tiempo. Para cambiar tus hábitos alimentarios en forma
permanente se requiere: reflexión, reemplazo y refuerzo.
3
pasos necesarios para el cambio de hábitos alimentarios saludables
1.
Reflexión
Reflexionar sobre todos tus hábitos alimentarios
específicos, ya sean buenos o malos. Así como detectar los desencadenantes que
te llevan a comer en forma no saludable.
·
Crea una lista de todos tus
hábitos alimentarios.
·
Lleva un diario de tu
alimentación y de lo que bebes por unos días. Incluye sodas o refrescos y bebidas alcohólicas. Escribe la hora y estado
de ánimo, esto te ayudará a descubrir hábitos encubiertos.
Y destaca los
hábitos de tu lista que pueden propiciar a que te excedas como:
·
Terminar todo lo de tu plato.
·
Comer muy rápido o sin hambre.
·
Comer parado.
·
Siempre incluir postre.
·
Saltarte alguna comida.
·
Observa los hábitos de
alimentación no saludables que has destacado. Identifica los que quieres
cambiar primero.
·
Haz una lista de señales para
detectar cuando es un foco rojo que puede desencadenar comer sin tener hambre.
·
Observa cómo te has sentido en
esas ocasiones. Si hay una señal del medio ambiente o un estado de ánimo
particular.
Algunos
factores desencadenantes para comer sin hambre son:
·
Tener a la vista tu snack
calórico favorito.
·
Sentarte a comer viendo TV.
·
Después de una junta de trabajo,
comer con ansiedad.
·
Comer parado antes o al
preparar la cena.
·
Pararte en un restaurante de
comida rápida por un antojo.
·
Aceptar una comida o postre
calórico.
·
Tener un plato de donas o pan
dulce a la vista.
·
Estar aburrido, cansado o
sentirte solo y comer para levantarte el ánimo.
Marca las señales habituales de tu lista que te
exponen a comer de más. Una vez que identifiques las señales que
pueden ser un foco rojo, haz un plan de acción.
Pregúntate a ti mismo: ¿Cómo puedo afrontar cada señal
identificada? ¿Hay algo que pueda hacer para evitar esa situación? En
otros casos, no puedes evitar la situación ya que no depende directamente de
ti.
Lo cual puede desencadenar un hábito no saludable, por
ejemplo, en una reunión de trabajo si te ponen enfrente galletas. En ese caso pregúntate: ¿Puedo hacer algo
diferente que sea más saludable? Evalúa tus opciones. Por ejemplo, sentarse más
lejos de los antojos. Proponer incluir fruta o llevar un snack más saludable.
2. Reemplazo
Reemplazar tus hábitos alimentarios no saludables por
otros que sí lo sean.
Por ejemplo, si comes muy rápido en especial cuando
estás solo, comprométete a comer con alguien. Otra estrategia para comer
despacio es colocar el tenedor en el plato antes de cada bocado.
·
Come solamente cuando tengas
hambre y no cuando estés cansado, ansioso o aburrido. Mejor trata de hacer otra
actividad como salir a caminar, hacer ejercicio o hablar con amigos.
·
Planea tus comidas con
anticipación para asegurar que tienes disponible a diario comidas saludables y
equilibradas.
3. Refuerzo
Reforzar y dar seguimiento a tus nuevos hábitos de
alimentación saludables. Los hábitos requieren tiempo para desarrollarse, no es
de la noche a la mañana.
Si notas que estás retomando un mal hábito, para de
inmediato y pregúntate a ti mismo: ¿Por qué hago esto?, ¿Cuándo inicié? y ¿Qué
cambio necesito hacer?
Valora diariamente todo tu proceso y tus logros.
Puedes volver a recuperar el camino, tú tienes el control. ¡Puedes lograrlo, un
día a la vez! HD
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