Una investigación en Estados Unidos en mayores de 60
años vinculó esa postura extendida en el tiempo con esa grave condición. Además
de realizar ejercicio físico, qué otras actividades se pueden realizar para
evitarlo, según un experto en enfermedades neurodegenerativas.
La OMS define a la demencia como el resultado ‘de
diversas enfermedades y lesiones que afectan al cerebro’. Actualmente, según la
entidad, ‘más de 55 millones de personas tienen demencia en todo el mundo’,
mientras que ‘cada año hay casi 10 millones de casos nuevos’. En la actualidad,
es ‘la séptima causa de defunción y una de las causas principales de
discapacidad y dependencia entre las personas de edad en el mundo entero’.
Si bien en algunos casos la edad y los antecedentes
familiares pueden jugar un papel en su aparición, hay otros factores, como el
sedentarismo, que podrían aumentar las posibilidades de desarrollar demencia.
Según un estudio realizado en adultos mayores de 60 años sin demencia por
investigadores de la Universidad del Sur de California (USC) y la Universidad
de Arizona, en Estados Unidos, estar sentado durante 10 horas al día podría ser
un factor de riesgo de esta condición de salud mental.
Ante esta premisa, el doctor Dale Bredesen,
investigador y experto en enfermedades neurodegenerativas, brindó estrategias
para revertir esta situación que se convierte en una realidad ante la rutina
diaria que conjuga trabajo de oficina, traslados en automóvil y las horas de
esparcimiento. En estos contextos, entonces, estar sentado es la norma y no la
excepción.
El doctor Dale Bredesen, investigador y experto en
enfermedades neurodegenerativas, analizó este planteo y reflexionó: “La forma
más común de demencia es el Alzheimer, y las investigaciones han demostrado que
esto se debe en gran medida a dos factores: los energéticos (oxigenación, flujo
sanguíneo, función mitocondrial y nivel de cetonas) y la inflamación (que
aumenta con patógenos, toxinas, intestino permeable, contaminación del aire,
mala dentición, entre otros factores). Un estilo de vida sedentario reduce el
apoyo energético al cerebro y, a menudo, también se asocia con una mala
nutrición. Entonces, sentarse en el sofá y comer papas fritas, por ejemplo,
aumenta la inflamación”.
Según precisó Bredensen en un reportaje, hay
determinados hábitos que son esenciales para evitar el sedentarismo y, por
decantación, para prevenir la demencia. En primer lugar, consumir una dieta
rica en plantas y nutrientes para estimular el metabolismo y reducir la
inflamación. Además, el ejercicio diario de 45 a 60 minutos, que incluye tanto
entrenamiento aeróbico como de resistencia, puede apoyar la función cognitiva y
metabólica.
También es crucial priorizar un sueño de calidad,
gestionar el estrés a través de prácticas como la meditación y el yoga, y
mantener activo el cerebro con juegos y actividades como el sudoku y Wordle, de
acuerdo a Bredensen.
En el mencionado estudio sobre sedentarismo y
demencia, los expertos acudieron, en primer lugar, a los datos de la base del
Biobanco del Reino Unido, analizando a 49.841 adultos mayores. Estos
participantes, que no tenían diagnóstico de demencia al inicio del estudio,
fueron monitoreados desde 2013 hasta 2021. Los investigadores utilizaron
dispositivos ubicados en la muñeca para determinar el tiempo sedentario de cada
uno de los individuos.
Los resultados fueron reveladores y apoyan lo
postulado por Bredensen. De cerca de 50.000 adultos, 414 fueron diagnosticados
con demencia durante el período de seguimiento. En tanto, aquellos que pasaban
más tiempo sentados tenían un riesgo significativamente mayor de desarrollar
aquel cuadro. Por ejemplo, quienes estaban sentados 10 horas al día tenían un
8% más de riesgo, mientras que aquellos que estaban sentados 15 horas al día
triplicaban el riesgo.
Pero, ¿qué significa exactamente ‘estar sentado’? El
estudio consideró no solo ‘la cantidad total de tiempo sedentario, sino también
la duración de los episodios sedentarios individuales’, según plantearon. Y,
aunque el número total de episodios sedentarios no se correlacionó con un mayor
riesgo de demencia, la duración de esos episodios sí lo hizo.
La
prevención de la demencia
Una de las medidas fundamentales para la prevención de
la demencia es la actividad física. En 2023, un estudio publicado en la revista
Frontiers in Neuroscience por investigadores brasileños de la Universidad
Federal de San Pablo (UNIFESP) y la Universidad de San Pablo (USP), reveló que
el ejercicio de resistencia regular puede prevenir o retrasar la aparición de
los síntomas de la enfermedad de Alzheimer.
Concretamente, la investigación se basó en
experimentos realizados con ratones, que mostraron que solo cuatro semanas de
entrenamiento con pesas eran suficientes para revertir las alteraciones físicas
y de comportamiento características de la enfermedad. ‘El ejercicio físico
regular, como el entrenamiento de resistencia, puede prevenir la enfermedad de
Alzheimer, o al menos retrasar la aparición de los síntomas, y sirve como una
terapia sencilla y asequible para los pacientes que padecen esta enfermedad’,
apuntaron los científicos.
En una línea similar, en 2022, un estudio científico
publicado en la revista The Lancet Healthy Longevity por expertos del Centro
para el Envejecimiento Cerebral Saludable (CHeBA) de la Universidad de Nueva
Gales del Sur, en Sídney, postuló que vivir con otras personas y participar en
grupos comunitarios se asocian con una mayor longevidad, con un deterioro
cognitivo más lento y, por ende, con un menor riesgo de demencia.
“Descubrimos que compartir un hogar con una o más
personas y la participación semanal en grupos colectivos tuvo los resultados
más sólidos en todos los estudios, lo que indica que estos factores son
componentes fundamentales en el vínculo con un menor deterioro cognitivo.
También identificamos una relación entre nunca sentirse solo y una tasa más
lenta de deterioro cognitivo”, precisó Henry Boradty, uno de los autores del
trabajo.
En tanto, según datos de la OMS, fumar es un factor de
riesgo para la demencia. De acuerdo al organismo, la enfermedad de Alzheimer,
que ‘es la forma de demencia más habitual’, tiene al tabaquismo como trasfondo
en el 14% de los casos registrados en el mundo.
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