Otra
persona insiste en el valor de actuar con educación. Luego constatamos que ni
siquiera sabe dar las gracias al recibir un favor.
En
familia, unos padres dicen a los hijos que no hay que decir mentiras. Luego los
hijos ven cómo sus padres mienten a los visitantes.
Un
político promete que no subirá los impuestos a la fruta. Al llegar a poder, en
un paquete de nuevas medidas económicas, suben los impuestos de la fruta.
Reaccionamos
con cierta indignación ante las incoherencias. O, al menos, nos hacen pensar
que los incoherentes serían personas no fiables.
¿Por
qué reaccionamos así ante las incoherencias que vemos fuera de nosotros? Sobre
todo, cuando constatamos en nosotros mismos una incoherencia, ¿cómo la juzgamos
y por qué?
En
general, una incoherencia nos desconcierta porque esperamos que una persona
viva según los principios y criterios que suele considerar como correctos.
Por
eso, si alguien defiende la importancia de ayudar en casa y luego no colabora,
sentimos cierta rabia ante este comportamiento desconcertante.
No
podemos comprender lo que ocurre en la mente y en el corazón de quienes caen en
incoherencias. Lo que sí podemos hacer, ante una incoherencia, es preguntarnos
cómo ayudar a esa persona a darse cuenta de su paradoja.
Con
una palabra educada, o con un silencio que a veces vale más que un reproche,
podemos dar una mano a quien manifiesta incoherencias que dañan a otras
personas y, de modo especial, dañan a quien vive de esta manera.
También
podemos preguntarnos por nuestras propias incoherencias, algunas que surgen
desde caprichos del momento, otras de falta de voluntad, otras, en casos
peores, por haber empezado a deformar nuestra conciencia.
Ante
las incoherencias, vale la pena una continua reflexión sobre cómo conocer modos
buenos de vivir y en qué manera llevarlos a la práctica.
De
este modo, habrá menos incoherencia en un mundo ya de por sí caótico, y más
personas dispuestas a vivir sencilla y alegremente sus deberes para con la
familia, los amigos, los compañeros de trabajo, incluso para con Dios... FP
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