La
hipertensión es una de las enfermedades más prevalentes y que está relacionada
con el consumo de sal en exceso. Un nuevo estudio señala qué se puede hacer
para mejorar esta patología y evitar, en la medida de lo posible, la toma de
medicamentos.
La
sal es fundamental para vivir, concretamente el sodio, que contiene la sal. “El
sodio es fundamental para la vida, ya que interviene en el funcionamiento
normal de todas las células del organismo y sirve, entre otras cosas, para la
transmisión de impulsos nerviosos, que permite la respuesta de los músculos
ante los estímulos, y para el buen funcionamiento de células cardiacas”,
explica Manuel Anguita, cardiólogo del Servicio de Cardiología del Hospital
Universitario Reina Sofía (Córdoba) y miembro de la Sociedad Española de
Cardiología (SEC).
Además,
el consumo de sodio:
·
Interviene en el equilibrio
ácido-base
·
Ayuda a mantener el equilibrio
de los líquidos corporales dentro y fuera de las células.
·
Ayuda a que los músculos
respondan correctamente a los estímulos.
El
sodio hay que tomarlo. “No tomar nada de sal sería un problema grave para la
salud”. Como señala José Abellán Huerta, cardiólogo intervencionista y miembro
de la SEC, en el documento Sal y enfermedad cardiovascular, ¿hacemos bien al recomendar
dosis bajas en sal? “el sodio es un nutriente esencial y necesario para el
adecuado funcionamiento del cuerpo. Por ello, como el resto de electrolitos
esenciales, es coherente que tenga un rango saludable”.
El
problema viene cuando hacemos un consumo elevado de este nutriente, ya que esto
se relaciona con un incremento del riesgo de HTA, y, por ende, con problemas
cardiovasculares importantes. “Al haber exceso de sodio en el organismo se
produce un aumento de la vasoconstricción de las arterias y un aumento de la
presión arterial”, explica en detalle el experto.
Según
datos de la SEC, el 42,6% de la población adulta española es hipertensa, sobre
todo los varones, los prediabéticos y los diabéticos, sin embargo, casi el 40%
de ellos no lo sabe, entre otras cosas, porque es una enfermedad que no da
síntomas hasta que aparecen complicaciones. Como apunta Anguita, “la
hipertensión es uno de los factores de riesgo más importantes para la aparición
de otras enfermedades como la insuficiencia cardíaca, de la enfermedad coronaria
y de la aparición de un ictus”, y la sal, tiene mucho que ver.
Reducir
la sal en estos pacientes es clave. De hecho, un reciente estudio señala que “reducir
su consumo en aproximadamente una cucharadita al día de la ingesta habitual
consigue una disminución de la presión arterial sistólica de aproximadamente 6
milímetros de mercurio (mm Hg), lo que es comparable al efecto producido por un
medicamento de primera línea comúnmente utilizado para tratar la HTA, en personas
de mediana y edad avanzada”, señala Deepak Gupta, profesor de Medicina en el
Centro Médico de la Universidad de Vanderbilt, en Nashville, y de la
Universidad de Alabama, en Birmingham, Estados Unidos. Así, según los autores,
“rebajarla en una cucharadita al día con respecto a la ingesta habitual tendría
el mismo efecto que un antihipertensivo en hasta el 75% de personas de edad
media y avanzada”.
Gupta,
es coinvestigador principal de un nuevo estudio que ha obtenido estos
resultados publicado en JAMA y presentado simultáneamente en las sesiones
científicas de 2023 que la American Heart Association (AHA) ha celebrado en
Filadelfia, Estados Unidos.
Lo
que no está tan claro es cuánto y cómo hay que disminuir la sal en otras
patologías. “Disminuir la sal para los pacientes con hipertensión sí es bueno
pero en los pacientes con insuficiencia cardíaca no está clara la relación
porque es cierto que si disminuye mucho la sal en estos pacientes puede ser
contraproducente”, apunta Anguita.
La sal que no vemos
El
problema de la sal es que no sabemos que la estamos tomando a través de
alimentos tan cotidianos como el pan. ¿Has probado alguna vez el pan sin sal?
Nuestro paladar está tan acostumbrado a su sabor con sal que tomarlo sin sal
nos produce rechazo.
Y
es que, como señala Anguita, el pan “es uno de los alimentos con más sal que
existen”. De hecho, “el consumo de una porción grande de pan tendría la sal que
necesitamos para todo el día”. Según la recomendación de la OMS, “la cantidad
máxima recomendada estaría entre 2 y 5 gramos de sodio al día. Si solo tomamos
la sal añadida a la comida, este dato equivaldría a una cucharada pequeña o,
incluso, menos de eso al día”, explica el doctor. Si tomamos más, añade, “sería
dañino”. Sin embargo, la gran mayoría de nosotros no solo nos pasamos con la
sal, sino que abusamos de ella. De hecho, según explica, “hay estudios que
señalan que la ingesta de sal en el mundo es de más del doble, es decir, de en
torno a unos 10 gramos de sal al día”.
Además
del pan, “los cereales, las conservas, los embutidos, las salsas y el queso tienen
un alto contenido en sal”. A modo de ejemplo, “tres lonchas de queso manchego
equivalen al total de sal que podríamos tomar al día”.
Según
la SEC, estos son los alimentos que más sal tienen:
·
Embutidos, patés, carnes
ahumadas, salazones, etc.
·
Marisco, conservas de pescado.
·
Enlatados, platos preparados o
precocinados.
·
Encurtidos (productos
hortícolas en vinagreta).
·
Pan con sal, pastelería
industrial.
·
Quesos curados o semicurados.
·
Salsas comerciales.
·
Concentrados de caldo, sopas
de sobre.
·
Frutos secos salados, snacks.
·
Aguas gasificadas, refrescos
carbonatados.
¿Qué podemos hacer?
La
respuesta a esta pregunta es simple, “no añadir más sal y leer el etiquetado de
los alimentos que ingerimos”, señala Anguita. Así, tanto al guisar como al
aliñar podemos usar otros condimentos para no añadir más sal y usar otros
condimentos. Además, para cuidar el corazón es importante seguir otras
recomendaciones como llevar una dieta sana, no fumar, tomar potasio y hacer
ejercicio. En este punto, en el de la actividad física, el experto señala que,
“por sí solo el ejercicio disminuye la presión arterial y el riesgo de sufrir
hipertensión”. Si a este factor le añadimos otros como mejorar la dieta, evitar
el sobrepeso y la obesidad, no fumar y no beber alcohol, las probabilidades de
no padecer una enfermedad cardiovascular aumentan.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario