jueves, 21 de noviembre de 2024

Día litúrgico: Viernes XXXIII (B) del tiempo ordinario

Texto del Evangelio (Lc 19,45-48): En aquel tiempo, entrando Jesús en el Templo, comenzó a echar fuera a los que vendían, diciéndoles: «Está escrito: ‘Mi casa será casa de oración’. ¡Pero vosotros la habéis hecho una cueva de bandidos!». Enseñaba todos los días en el Templo. Por su parte, los sumos sacerdotes, los escribas y también los notables del pueblo buscaban matarle, pero no encontraban qué podrían hacer, porque todo el pueblo le oía pendiente de sus labios.
 
Comentario del Evangelio
 
Hoy resulta muy oportuna esta grave advertencia de Jesús. El aviso sigue vigente, ¡muy vigente! En bastantes zonas de la sociedad occidental se ha debilitado el sentido de lo sagrado. Hay algunos lugares en los que las bodas (o los funerales, o las Primeras Comuniones) parecen más un estadio (o una sala de convenciones) antes que un templo. ¡Cuánto menos rezamos, más hablamos!
—Cuando Jesús se disgustó en el Templo (hace 2.000 años), Él todavía no estaba presente a través de la Eucaristía. Ahora sí. ¡Pues imagínate qué disgusto para Él!

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Formas inusuales pero efectivas de prevenir el Cáncer de Piel…

Probablemente ya sepa que el protector solar, la ropa protectora y mantenerse alejado del sol cuando hace más calor son sus mejores defensas contra los cánceres de piel mortales. Pero considerando que entre el 40% y el 50% de los estadounidenses desarrollarán algún tipo de cáncer de piel durante su vida, es posible que desees intensificar un poco más tu juego. Aquí es donde entran en juego las siguientes cinco estrategias. Ninguno de estos debe usarse como reemplazo del protector solar o la ropa protectora, pero son pasos que puedes tomar y que te ofrecen más protección.
1. Ten cuidado con las ventanas
Se podría suponer que las ventanas de su casa y de tu automóvil bloquean eficazmente la luz ultravioleta, pero no es así. Mientras que el parabrisas de tu automóvil desvía los rayos UVA y UVB, tu ventana lateral solo repelerá la luz UVB. Los rayos UVA no quemarán la piel, pero aún pueden causar cáncer. Cuando se trata de hogares, la mayoría de las ventanas solo bloquean la luz UVB, o ninguna luz ultravioleta. Para protegerte, no es necesario esconderte en el sótano cuando sale el sol, simplemente no te relajes bajo la luz directa que entra por las ventanas o el tragaluz durante el mediodía. Además, si conduces mucho, considera instalar un filtro UV en la ventana del lado del conductor.
2. Sé moderado con el alcohol
El alcohol parece aumentar el impacto de los rayos ultravioleta en la piel. Entonces, ¿qué pasa con beber? Se necesita más investigación, pero un estudio de 2016 en la revista Cancer Epidemiology, Biomarkers and Prevention sugiere que aún se debe tener cuidado al beber. El estudio encontró que cada bebida diaria que consume una persona aumenta el riesgo de melanoma en un 14%, y el vino blanco es particularmente problemático. Se cree que el alcohol interfiere de alguna manera con el proceso de reparación del ADN en la piel.
3. Ten en cuenta estos medicamentos
Algunos medicamentos recetados pueden hacer que tu piel sea más sensible a los rayos del sol, aumentando el riesgo de cáncer de piel. Algunos medicamentos a tener en cuenta incluyen el antibiótico doxiciclina; una clase de diuréticos conocidos como tiazidas, y el fármaco antimicótico voriconazol.
4. Bebe más café
Varios estudios han relacionado el consumo diario de café con tasas más bajas de cáncer de piel no melanoma. El autor del estudio sugiere que la cafeína puede bloquear el tipo de división celular y síntesis de ADN que conduce al cáncer de piel. Sin embargo, es imperativo que no llenes tu taza de café con azúcar u otros aditivos que comprometan los beneficios para la salud del café.
5. Come más ajo
Si tu sistema inmunológico está débil o comprometido, tiene un mayor riesgo de sufrir cáncer de piel, según un estudio de 2011 del British Journal of Dermatology. La razón de esto es que cuando el sistema inmunológico está debilitado, no tiene el poder de matar las células cancerosas en sus primeras etapas. Si te enfermas con frecuencia, es una señal de que es posible que tu sistema inmunológico no esté en plena forma. Por eso, además de hacer ejercicio y mantener un peso saludable, conviene añadir más ajo a tu dieta. JQR

Nuestro Aquiles de la Ilíada…

Navegando por los clásicos de la literatura, la Ilíada, sin duda, es una de las obras que más ha cautivado y educado a la vez. Su historia, sus valores y sus personajes van reflejando a la humanidad de ese tiempo y a la actual, enseñándonos las virtudes que debemos alcanzar y del mismo modo los errores que debemos evitar.

Y uno de esos errores se demuestra en el portentoso y orgulloso rey de los aqueos, Aquiles, «el de los pies ligeros» como lo nombra Homero. La obra comienza con la discusión entre Aquiles y Agamenón. Disgustado el rey de Micenas, roba la esclava preferida de Aquiles, y éste, en respuesta al ultraje, se niega junto con sus hombres a seguir luchando contra los troyanos incluso deseando malos augurios para los griegos.

Los dioses fueron favorables a los troyanos y, después de muchas pérdidas, envían embajadas y súplicas a Aquiles para que les ayude, pero se mantiene en su decisión. Su mejor amigo, Patroclo, pide a su rey permiso para salir a la lucha y salvar de la muerte a sus compañeros. Pero la desgracia le vino encima, muere el noble amigo en manos troyanas. Aquiles llora amargamente, se lamenta y entra en la batalla sólo para vengar la muerte de Patroclo, matando al valeroso troyano Héctor, y sucumbiendo los troyanos en manos de los griegos.

Esta epopeya homérica, fue escrita más o menos en el siglo VII antes de Cristo, pero cuánta actualidad tiene. El orgullo de Aquiles lo hizo cegarse, no ver las necesidades ni sentir compasión de los demás. El corazón se le endureció y actuó de un modo impetuoso e irreflexivo haciéndolo perder lo más valioso que tenía, su amistad. Así, las ofensas y todo aquello que nos afecta nos hace convertirnos en ese Aquiles, cegado por su orgullo, creando divisiones y consecuencias que después nos vienen encima.

En nuestro mundo actual no nos entendemos. Constantemente chocamos con personas que piensan un poco diferente a nosotros. Discutimos y fácilmente nos ofendemos. Toda nuestra cultura nos enseña que la ley de vida es la del más fuerte, que el orgullo de la persona es más importante que el bien o el mal del otro y como consecuencia, nos permitimos despreciar a los demás.

Por eso, cuando somos ofendidos, criticados o nos hacen alguna injusticia, damos la entrada a nuestro orgullo, al rey de los aqueos, cerrándonos en nuestros motivos y negándonos en la sociedad. Es una postura patética, ya que perdemos todo lo querido y después nos estamos quejando de sus consecuencias.

Entonces, ¿qué postura tomar ante las ofensas? ¿La de Aquiles? No, porque vemos en algunos capítulos posteriores de la obra que no comía ni bebía por la pena que tenía, incluso arrastraba el cadáver de Héctor alrededor del cuerpo de Patroclo, para consolarse de algún modo, arruinándose la vida, cayendo en una locura. Así, la verdadera postura que debemos seguir no es otra que la del perdón.

Muchos consideran el perdón como un defecto, propio de los bobos o de los ilusos. Y es todo lo contrario, una virtud propia sólo de un héroe. Un héroe que deja su amor propio, olvida, y sigue adelante construyendo una sociedad unida en vez de dividirla aún más. Sí, nos hace héroes porque perdonando nos hace más humanos y nos va forjando el corazón.

Porque perdonando a los demás construimos la unidad. Pues todos somos diferentes y vivimos en convivencia, ofendiéndonos algunas veces, sin querer. Y si nuestro orgullo persistiera, no existiría la paz ni la concordia. Porque el perdón nos hace conservar la amistad o los lazos que nos unen por encima de nuestros errores o faltas involuntarias. Perdonando seremos perdonados. Jesucristo dijo que seremos medidos por la misma medida con que midamos.

Pero cuidado, podemos caer en el escollo de querer ser perdonados pero no querer perdonar. ¿Cómo podremos perdonar, si nuestro Aquiles surge naturalmente? Primero que nada viendo los modelos, hombres que a lo largo de la historia, nos han enseñado a perdonar. Como muchos, entre ellos Jesucristo, que aún lo hizo en la cruz con sus verdugos.

Otro medio para hacerlo, es vivir con sencillez, comprender que todos tenemos errores, dificultades, que nos mueven a hacer cosas que no queremos pero que ofenden a los demás. Comprender, ser sencillos de corazón. Buscar disculpar a los demás con mis propias justificaciones.

Y por último poner el amor. Como lo vemos en nuestros padres. Antes las ofensas de sus hijos ponen el amor. Y así podremos formar mejor la sociedad.

Si todos diéramos riendas sueltas a nuestro Aquiles, fácilmente terminaríamos en un mundo en violencia y en guerra. Analicemos nuestra postura: ¿cuál sigo y cuál debo seguir? Somos dueños de nosotros mismos. Sigamos adelante viviendo el amor en el perdón. LEP

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