Además del hecho ya conocido y difundido de que
aportar cantidades suficientes de calcio y vitamina D con la dieta y los
medicamentos disminuye el riesgo de fracturarse la cadera (en alrededor de un
10% de los casos); en los últimos años aparecieron muchas novedades al respecto
de la relación entre la vitamina D y la salud.
Hoy se sabe que tener buenos niveles de esta
vitamina permite mejorar las defensas contra las infecciones. Aunque es bueno
aclarar que hay que considerar valores deseables entre 30 y 60 ng/ml para
obtener los beneficios mencionados.
Aquella escena romántica del joven con
tuberculosis que se curaba cuando lo enviaban a un lugar muy soleado en las
sierras tiene hoy una explicación científica y es que la vitamina D favorece la
actividad de las células que nos defienden de los gérmenes en primera línea
llamados macrófagos, englobándolos y procesándolos, para que después otras
células más especializadas puedan destruirlos.
Otros ejemplos de esto son las contadas evidencias
de que las embarazadas y los ancianos que reciben suplementos de vitamina D
tienen muchas menos infecciones que aquellos con valores bajos. Otro hecho -
sin duda fascinante - es que la vitamina D influye en la salud futura, en la
vida adulta de un bebé que está gestándose, lo que se llama programación
epigenética.
Tanto es así que puede disminuir las chances de
obesidad, resistencia insulínica y diabetes tipo 2, entre otras, si su madre
tiene valores adecuados de la vitamina durante el embarazo.
En las enfermedades autoinmunes más comunes:
artritis reumatoidea, lupus y polimialgia reumática (enfermedad inflamatoria
que provoca dolores y rigidez muscular en los hombros y las caderas) entre
otras, mejora la calidad de vida y atenúa los síntomas.
Muchas mujeres con dolores musculares secundarios
a fibromialgia (enfermedad que se caracteriza por un dolor muscular crónico,
acompañado de sensación de fatiga y otros síntomas) mejoran con la sustitución
de esta vitamina.
Hoy se sabe que algunas enfermedades malignas
(leucemia linfoide crónica, cáncer de colon, de próstata y de mama) tienen una
evolución mejor en aquellos pacientes con vitamina D dentro de valores
deseables: más de 40ng/ml.
Ahora bien, también es importante demoler algunos
mitos a su alrededor:
“Como tomo sol en verano o
habitualmente, no es necesario que tome la vitamina D o que me haga análisis”.
Esto es falso.
Las cantidades de esta vitamina que fabricamos y
destruimos a diario está determinada genéticamente, al igual que el color del
cabello o de los ojos. Por lo tanto, si somos fabricantes perezosos y
destructores activos tendremos valores bajos que nos acompañarán a lo largo de
la vida. La única manera de modificarlo es tomando vitamina D en una dosis
hecha a nuestras necesidades por el médico. Cabe destacar que con la
sustitución pueden alcanzarse niveles de hasta 100 ng/ml sin riesgo
alguno.
“Hace mucho que tomo vitamina D o
tengo valores de 25OHD mayores a 40ng/ml o un familiar me dijo que no debo
tomar tanto y debo descansar porque me puede afectar”. Otro mito.
Una vez que alcanzamos los valores considerados
como deseables, estos pueden mantenerse gracias al cumplimiento de las dosis
indicadas especialmente para las características de cada uno. Un esquema que es
correcto para algunas personas puede ser insuficiente para otras. Cabe destacar
que las chances de intoxicarse con esta vitamina son mucho más que remotas. Si
sobrepasáramos las dosis indicadas, el organismo tiene un mecanismo de control
por el cual la concentración en sangre no aumenta en forma proporcional. Tomar
vitamina D tiene muchísimos más ventajas que riesgos. Esto quiere decir que es
un medicamento muy seguro.
“Si consumo calcio pueden calcificarse
las arterias, las válvulas cardíacas u otros tejidos o puedo correr riesgo de
tener cálculos renales”. Falso.
Respecto a los cálculos renales, un aporte normal
de calcio en las comidas atrapa el oxalato en el intestino, que es el que
realmente induce la formación de los cálculos renales, por lo tanto al
contrario de lo que podría creerse, el aporte de calcio disminuye el
riesgo.
La calcificación de los tejidos,
también es falso.
Cuando comemos alimentos ricos en calcio o
suplementos medicamentosos, el calcio que circula en la sangre se mantiene
estable por un mecanismo muy celoso de control. Por lo tanto, cuando un tejido
- mama o una arteria - se calcifica es porque que presenta una alteración que
hace que el calcio que circula en sangre, tomemos o no calcio, se deposite
allí. Es el tejido el que se enferma y hace que el calcio se deposite y no al
revés.
Resumiendo: Aquellas
personas que tienen valores de 25OHD por debajo de 30ng/ml deben consultar a su
médico para recibir, según las circunstancias, un tratamiento sustitutivo en
dosis adecuadas para caso en particular, habida cuenta de los múltiples
beneficios que trae en el mantenimiento de la salud. Es importante recordar que
si se alcanzan estos niveles en sangre no debe suspenderse la misma y que
además es un fármaco sumamente seguro. ▪
Dra. Helena Salerni
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